Newsweek señalaba a la pornografía por Internet como la causa de esta adicción, de la misma manera que señalaron al alcohol como la causa del alcoholismo durante años y las drogas de la drogadicción. La Ley Seca que impusieron no sólo no acabó con el alcoholismo, sino que el problema incrementó y fue acompañado por otros graves problemas de salud como la cirrosis por el contrabando de alcohol sin ningún control de calidad.
Las páginas pornográficas alimentan la dependencia, pero también se realizan estudios sobre el papel que juegan la insatisfacción sexual de muchas personas, la frustración, la ansiedad, los problemas sociales y la soledad, una de las epidemias psicosociales de la vida moderna.
La adicción a la pornografía supone sólo una forma de adicción sexual que acompaña otro tipo de comportamientos sociales de mayor gravedad para la salud y para la vida social y familiar cuando se producen contactos sexuales con desconocidos o que recurren a la prostitución.
Los contactos compulsivos con desconocidos disparan el riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual como el VIH, la sífilis, la gonorrea y otras. Muchas veces van acompañados de consumo de alcohol y de otras drogas. Esta montaña rusa acarrea endeudamientos, problemas financieros, la pérdida del trabajo y el distanciamiento de la familia.
Resulta llamativo que se han reportado muchos más casos de adictos varones al sexo que de mujeres. La página de ayuda Psychguides identifica causas genéticas, psicológicas y sociales para las adicciones al sexo. Hay personas con una “predisposición genética” a la inestabilidad emocional, a actitudes impulsivas o a comportamientos que buscan de forma constante sensaciones fuertes. También están la ansiedad y la depresión, algunos desequilibrios hormonales, sobre todo los relacionados con la testosterona y el estrógeno.
Se ha observado que muchas personas adictas al sexo han sufrido abusos sexuales en la infancia. Las adicciones van de la mano con experiencias traumáticas que no recibieron el tratamiento adecuado. En los casos de abusos sexuales, que se producen en su mayoría en el seno familiar, esto ocurre muchas veces por la vergüenza de las víctimas o por lealtades.
También influyen factores como el rechazo constante, las dificultades a la hora de crear y mantener vínculos sociales y afectivos, el aislamiento y la soledad no elegida. La sexualización que se observa en la publicidad, en los contenidos televisivos, en Internet y en las redes sociales coincide con una pérdida del erotismo, con una sensación extendida de soledad y con un aumento en la insatisfacción sexual. Quizá esta paradoja nos dé la llave que necesitamos para abordar y para resolver el problema.
Carlos Miguélez Monroy
Periodista y editor en el Centro de Colaboraciones Solidarias
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