Partido sordo, rocoso y de poco lucimiento el que Gales e Irlanda del Norte regalaron este día en París, pero bastó una llegada a línea de fondo y un centro venenoso de Gareth Bale para que los Dragones sigan haciendo historia en la Eurocopa. Fue hasta el minuto 75 que llegó la única diana del encuentro y lo convirtió Gareth McAuley en propia puerta; el zaguero no tenía más opción que intentar desviar el potente servicio del jugador del Real Madrid, puesto que detrás de él aparecía Robson-Kanu para empujar, pero para su infortunio la puso en sus redes. Poco más ocurrió a lo largo de los 90 minutos, con un gol anulado por fuera de juego de Aarón Ramsey en el primer lapso como la otra gran incidencia. Gales está por primera vez en su historia en los cuartos de final de la Euro y conocerán a su rival este domingo, cuando Hungría y Bélgica choquen. |