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EL EJÉRCITO DE CORRUPTORES

De la columna “Política al Día”

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Atticuss Licona
2017-05-03  
16:00

El famoso Carlos Ahumada, padre de los videoescándalos, escribió algo muy cierto en su libro “Derecho de Réplica”: “No he conocido a ningún candidato que, aún perdiendo, salga más pobre”.


Y es que salvo contadas y honrosas excepciones, los candidatos no llegan a la campaña con el pecho sano a apostarle dinero propio; la inmensa mayoría llega a ver qué pesca, a recibir dinero a manos llenas y a repartir migajas.


En una verdad de perogrullo se recalca que para que haya corrupción tiene que haber dos… el corrupto y el corruptor, ambos con la misma responsabilidad. Por eso Ahumada fue a la cárcel, por corruptor, aunque al final hasta perdón le hayan ofrecido. “Los aspirantes me iban a pedir dinero, como hasta donde supe lo hacían con quien se dejara”, replicó Ahumada Kurtz, y salvo el Señor de las Ligas ningún otro corrupto pisó la cárcel.


En Veracruz la carrera rumbo a las alcaldías es bestial y no son pocos los constructores, contratistas, empresarios y proveedores de servicios en general, que se acercan a los candidatos con la insana intención de “ayudar”. Es el ejército de corruptores que pone a disposición de los hombres y mujeres de las planillas, el dinero en efectivo, la maquinaria, el personal, los vehículos, y hasta la comida. Cualquier cosa es buena y los candidatos aceptan cualquier tipo de ayuda, pero de preferencia el efectivo.


El ejército de corruptores juega a las apuestas. Meten dinero a las campañas y quien puede y quiere incluso deja sus huevos en diferentes canastas, para que si hay suerte, se cobre el apoyo con intereses cuando el candidato se siente en la silla presidencial.


Así los corruptores garantizan años de obras, contratos millonarios, pellizcarle a la nómina, concesiones de servicios, asesorías o cualquier cosa que los ayuntamientos puedan necesitar y comprar.  


¿Quién es peor entonces, el candidato que estira la mano o el corruptor que ofrece dinero? Al final son iguales pues el dinero sirve para lo mismo, comprar conciencias y endulzar oídos. Pero ese dinero en poco tiempo comienza a oler a podredumbre y a enfermedad y a miseria y a orines y a la mierda en que se revuelcan los políticos corruptos y los propios corruptores. 


En este mes de campañas Usted podrá percibir sin problemas ese olor que se enrosca y trepa las paredes de las casas de campaña, un olor que se percibe a leguas cuando un candidato o candidata se acerca a un puesto de tacos donde en su vida comería, un olor que despiden los políticos cuando se rodean de un séquito alquilado de aplaudidores que brincan ondeando apolilladas banderas traslúcidas. 


El olor de los corruptos y los corruptores no hay manera de quitarlo, extirparlo o disimularlo, aunque se laven la boca con el Listerine de la honestidad y la ciudadanía. 


No hay necesidad de aguzar la vista o afilar el olfato, los corruptos huelen a mierda, y los corruptores que se lavan la conciencia mañana, tarde y noche, también huelen a mierda. 


Transitaremos estos próximos treinta días en el sinsentido total. Serán treinta días en los que, no lo dude, muchos, muchísimos de los candidatos se harán más ricos, o cuando menos la insufrible mayoría no saldrá más pobre.


@atticuss1910


@PoliticaalDia

 
 
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