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CALAMBRÓN EN EL CAMPAMENTO PEPISTA

De la columna "Figuras y figurones"

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Francisco Licona
2017-10-24  
20:51

Y de pronto, cuando parecía que Pepe Yunes no tenía rival enfrente para competir por la gubernatura de Veracruz en el 2018, de nuevo Héctor Yunes Landa se aparece en el escenario con tal fuerza que ha provocado un tremendo calambrón en el campamento Pepista.


Para nadie era un secreto que Héctor le había bajado el gas a su caminar por Veracruz y que parecía hacerse a un lado; pero algo pasó y de nuevo reina la incertidumbre entre los priistas.


Fue precisamente en el pasado Consejo Político Estatal del PRI donde las figuras de Pepe y Héctor dieron la impresión de estar empatados de nuevo.


Lo novedoso es que el próximo sábado estarán juntos en Pánuco como protagonistas de un nuevo encuentro por la Unidad.


Quizá Pepe y Héctor se han dado cuenta, tal vez tarde, que deben andar juntos, caminar unidos, que les urge cohesionar a sus equipos, y que deben ponerse de acuerdo entre ellos para una candidatura de coalición en el 2018 y alcanzar un gobierno también de coalición. 


Una verdad de perogrullo tan repetida es que Pepe sin Héctor no gana y Héctor sin Pepe tampoco. Pero no por ser tan repetida ni ser tan de perogrullo es innecesario machacarlo, porque parece que a muchos se les olvida. Lo anterior fue, desde antes de la elección por la gubernatura de dos años, la tesis de mayor peso político en el ambiente local y lo más importante es que hoy en día sigue vigente.


Pepe está de acuerdo en que la elección del candidato local a la gubernatura sea por convención de delegados como acordó el Consejo Político Nacional del PRI, pero Héctor quiere que sea por encuestas.


La razón es lógica, uno confía en el dedazo divino y el otro en su popularidad.


La próxima reunión de Unidad en Pánuco suena bien, pues solo sumando fuerzas el PRI con alguno de los senadores al frente tendría una posibilidad de vencer en la elección del 2018 a la Coalición PAN-PRD o a Morena. 


Sin embargo lo anterior quizá se está dando tarde, porque mientras que Pepe y Héctor jugaron cada uno por su lado a bajar recursos federales, reales o de saliva, el gobernador de Veracruz Miguel Ángel Yunes Linares, preparó a modo su propia sucesión. 


Dos años no alcanzaban para ser popular y convencer al electorado de que la Coalición PAN-PRD debía continuar en el poder y menos de que fuera su propio hijo el candidato, así que Yunes Liinares optó por dejar de lado la popularidad personal y amarró con los poderes y cacicazgos políticos regionales del Norte y Sur del Estado, para complementar la popularidad ya adquirida por el PAN en el Corredor Azul del Centro de Veracruz. 


A los nombres y apellidos de los García Guzmán, en Pánuco, los Guzmán Avilés en Tantoyuca, le acercó a su manera a los Picazzo en Papantla y a las Vázquez en el Sur.


Mientras tanto, con las jaras de SEFILAN, el ORFIS y la Fiscalía, Miguel Ángel Yunes Linares tomó el control político de los alcaldes que se van, de los electos, de los diputados federales para que no metan las manos en la próxima elección, y así por el estilo tejió la telaraña.


El control político alcanzado por Yunes Linares le permite en el papel no solo ganarle al PRI y Verde, sino luchar al tú por tú con Morena -que según las encuestas será un monstruo en las urnas en el 2018-.


Así las cosas, la reunión de Unidad en Pánuco es buena señal para todos los priistas que hoy por hoy están en la lona, pero que pudieran, como Lázaro, levantarse y andar.

 
 
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