Figuras y figurones.
Francisco Licona.
 

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En su Página de Facebook, el Doctor Ángel Díaz-Barriga, quien es Doctor en Pedagogía e investigador del IISUE de la UNAM, publicó un artículo que llamó “Hacia una alternativa” el cual me parece vale la pena comentar. Lo hago no con la esperanza jactanciosa de que las autoridades federales de educación lean mis comentarios, pero sí con la de que nuestros amables lectores lo reproduzcan en las redes sociales las veces que sea necesario, hasta que las autoridades mexicanas  de educación conozcan al menos lo que ha escrito este connotado teórico de la educación.  


 Dice que al analizar discursos en contra y pro de la Reforma Educativa ve posiciones encontradas difíciles de conciliar, mientras que para unos debe seguir simplemente por ser ley y cumplirse; para los maestros de la CNTE debe ser derogada.


 Si se da cuenta, eso es lo que hasta ahora ha prevalecido en las mesas de Bucareli, unos en un rincón  y otros en el opuesto de lo que ni siquiera me atrevería a llamar mesa de diálogo ni de negociaciones, pues ni dialogan ni negocian.


 De seguir así, ¡la violencia habrá ganado! De seguir así, el enfrentamiento político y las pérdidas para la economía de estados como Oaxaca, Chiapas, la Ciudad de México y de todos los demás estados y ciudades que tomen partido, pagarán las consecuencias.


 El escrito del Doctor Ángel Díaz-Barriga es muy valioso y debiera servir como guía de las pláticas, como punto central de la agenda entre el titular de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong y los líderes de la CNTE.


 Desahogando punto por punto, en orden, podrían salir las minutas de acuerdos para ser analizadas por los legisladores y realizar los ajustes necesarios. Urgía y urge una reforma, sí, pero una que  camine sobre rieles de paz y de armonía. No una que de testimonio a los educandos de intolerancia, de violencia, de desorden. Todo es perfectible y si la reforma requiere ajustes, estos  deben hacerse y ¡a la voz de ya!


 La propuesta del Doctor Díaz-Barriga va mucho más allá de esos dos puntos de vista discrepantes y encontrados, facilita el diálogo y la construcción, todo es cuestión de seguir el orden. Como resulta imposible de resumir, mucho menos parafrasear, me tomo la libertad de transcribir al pie de la letra, la parte final del escrito que tanto llamó mi atención:


 “a) Recuperación de la conducción de la educación por el estado, SÍ, pero con el reconocimiento (mea culpa del Estado) que fue el Estado el que cedió esta situación anómala en el sistema educativo que degeneró en venta y herencia de plazas.


b) Ingreso por concurso. Sí, pero diferenciando educación preescolar y primaria de enseñanza media (secundaria y bachillerato). El papel de la formación de profesores que ejercen las escuelas normales del país no puede ignorarse, pero sobre todo no puede desconocerse que para trabajar con niños de 3 a 5 años en preescolar y de 6 a 12 años en primaria se requiere de una formación específica que no tiene cualquier egresado de educación superior como establece la Ley. En cambio para secundaria desde hace muchos años -más de 50-, ingresan profesionales de distintas formaciones universitarias (sociólogos, psicólogos, médicos, abogados, historiadores, filósofos, etcétera). Sólo que en los años sesenta y setenta del siglo pasado se les pedía tomar un curso en la Normal Superior de nivelación pedagógica (un año).


c) Ingreso por concurso no es ingreso por examen. Aunque cueste más, hay que pensar en un concurso real de manejo de habilidades docentes.


d) Desconocimiento de la definitividad adquirida en la plaza que se tiene. No aplicar la ley en forma retroactiva (artículo 14 de la Constitución). No pueden, como están haciendo en este momento, hacer firmar a maestros que obtuvieron su plaza un nuevo contrato en que se estipule que es por los siguientes cuatro años. Es una violación a los derechos laborales de los docentes.


e) Evaluación del desempeño (como dice la manta de los profesores de Chihuahua: “Evaluación SÍ pero no así”. Eliminar el examen (mal) construido por el CENEVAL, evidencias que son un fragmento de clase y una planeación artificial que se le llama argumentada, por una evaluación de largo plazo, que implique evaluar el desempeño (esto es obtener evidencias del trabajo en clase, realizar observaciones al trabajo docente en clase, realizar entrevistas al docente para conocer las razones de sus decisiones profesionales), EVALUAR, NO MEDIR. Retroalimentar no calificar con una puntuación.


f) Eliminar el carácter punitivo de la evaluación, iniciar con una fase voluntaria de evaluación, generar CONFIANZA EN LA EVALUACIÓN y no miedo.


g) Hacer ajustes a la Ley para que el INEE realmente sea autónomo y no tenga que solicitar licencia a la Coordinación de Servicio Profesional Docente.


h) Que entre las normales y la UPN se construya el perfil de desempeño docente (eliminar la idea de parámetros e indicadores de desempeño). Necesitamos construir una evaluación de y para docentes, de y para docentes de América Latina.


i) Convocar a mesas de trabajo de docentes, expertos en evaluación y en educación para generar una ruta de cambio.


j) Reconocer el papel que el Consejo Técnico Escolar puede tener para la mejora de la educación. Una mejora desde la comunidad escolar y no desde funcionarios del INEE o del CENEVAL (hoy no se sabe quién es quién)”.


 ¡Sencillo verdad! Cuando lee uno a personas tan preparadas no se entiende porque tanto brinco estando el suelo tan parejo.


 





 



 
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