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Alfredo Tress Jiménez.
 

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¡Vasta Información o Vasta Desinformación!
2016-07-11

(Con el respeto de siempre me dirijo nuevamente a los lectores de este medio, precisando que) Me abstuve de emitir mis opiniones semanales desde hace poco más de 12 meses,  pues considero que la información que uno comparte y pondera debe contener absoluta veracidad, y que las personas que posicionan cualquier opinión deben hacerlo de manera fundada.


Es así que, desde de mi óptica, cada tema debe estar ampliamente documentado para evitar a toda costa, difamar o descalificar; no obstante, en mi amplio peregrinar por este tortuoso camino, muchas veces plagado de rumores o verdades a medias, me he dado cuenta que, pese a que las tecnologías son amplias y  las redes sociales son abiertas y vertiginosas, esto no siempre se refleja en una vasta información que ilustre o informe al ciudadano, sino que la mayoría de veces, esta preciada herramienta se convierte en un canal de vasta desinformación… aquí es donde surge esta importantísima y delgada línea divisoria, donde la realidad se distingue de la calumnia, y las causas justas de los caprichos y la mentira.


Los comentarios y opiniones son tan diversos como lo es la vida misma y esta diversidad es el sustento de una pluralidad madura, así tenemos comentarios y opiniones sobre la economía y finanzas, sobre temas sociales, políticos, medio ambiente en general, temas policiacos; en fin, un sinnúmero de temas que no alcanzaría este espacio para comentarlos, todos deben ser ampliamente soportados con información veraz, porque de ellos dependen personas, se debe profundizar sobre ellos, se debe hacer una verdadera investigación, que  no solo se indaguen ocurrencias o conveniencias, soportadas en dividendos económicos. 


Obviamente existen muchos profesionales y apóstoles del periodismo, el foto reportaje y la investigación de fondo, que honran su profesión y que nos llenan de orgullo y admiración, sin embargo, no me voy a referir a ellos, sino a los que usurpando el nombre de periodistas se hacen llamar informadores… cuando son desinformadores profesionales, profesionales porque no se equivocan por accidente… (¡Cobran por ello!)  Ya que trasmiten sus opiniones verbales o escritas tan a la ligera, que pueden parecer muy respetadas o respetables, pero que son urdidas con el único objetivo de hacerse llegar de un recurso económico; mientras argumentan que es para mantener informada a la ciudadanía…


Ellos o ellas han encontrado, vía la desinformación, un modus vivendi a través del cual – desde la  comodidad de su hogar- dicen, desdicen y/o descalifican a autoridades, políticos, empresarios, comerciantes, en fin, a todo aquel que no satisfaga sus anhelos económicos, usando siempre el estandarte de que son medios de comunicación, ya que escudados en la legítima libertad de expresión,  dan rienda suelta al libertinaje de sus expresiones, carentes de toda veracidad, que solo obedecen al mejor postor.


Sin embargo alguien me dijo que para que siguiera existiendo la corrupción, esta debe de ir en dos vías: la del corrupto y la del corruptor, que tanta falta hace el que da como el que pide,  y para este caso el que da pretende callar los nocivos comentarios del que recibe. Lo que tal vez ignoren los que “dan” es que cuando dejan de dar, se convierten en los peores enemigos de los que reciben (entiéndase extorsionan…)


Dadas así las cosas, se vuelve mayormente necesario el reconocimiento a hombres y mujeres que viven lícitamente de esta tan difícil actividad – tan riesgosa en Veracruz-, que son luz en el sendero y adalides de los derechos fundamentales de la humanidad. 


Afirmo difícil actividad, porque el periodismo de verdad, sus diferentes plataformas editoriales, está hoy en día a nivel de la política y los políticos que la ejercen, aunque es precisamente en este rubro donde, como lo he comentado, algunos se extravían, y acaban haciendo de esta noble actividad de servicio un negocio personal.


Los Legisladores Federales y los ubicados en las legislaturas locales, deben actuar inmediatamente, no pueden seguir permitiendo que a alguien se le ocurra o se enriquezca perjudicando a tal o cual porque no se dejó chantajear, basta de estos personajes que desprestigian a los mismos medios de comunicación y a los comunicadores serios, con tan nocivas prácticas, ya que de seguir permitiéndolo, al ciudadano común ya ni esa posibilidad les va a quedar, la de defender su honor y su buen nombre, que a estas alturas es de las pocas cosas que le quedan al mexicano y al veracruzano bien nacido.


Esta actividad debe regularse planteando condiciones o marcos que favorezcan la veracidad y el sustento de las afirmaciones, que todo lo que se diga se respalde, ya que si bien la ley permite la demanda o réplica a la desinformación, esta se convierte en una vía tortuosa, donde solo basta que lo nieguen o mover sus hilos para que no los toquen, y los ciudadanos comunes… ¿dónde quedan?


Es evidente que algunos – y no son pocos- los comunicadores que se deben profesionalizar, y esto va mucho más allá de tener una carrera o con una licenciatura en su especialidad, me refiero más bien,  a actuar con causa, con un código ético y de respeto hacia su oficio, hacia la dignidad humana, hacia el derecho a la información y hacia la materia principal de su oficio… la verdad.


Soy un convencido de que toda censura es un retroceso de las conquistas sociales más caras, por eso no creo que a esto se pueda llegar acallando expresiones o comentarios, pero sí se les debe exigir que sus expresiones, aseveraciones e incluso inferencias estén sustentadas sobre algo tangible, no solo en lo que escuchan o les dicen que digan…En pocas palabras, que prevalezcan las razones de peso y no las de pesos...


Señores comunicadores por el respeto que nos merece su honorable oficio, por la  necesidad que tenemos de elevar el debate, por el reconocimiento a la labor de cientos, de miles de buenos periodistas, por la tradición del reportaje latinoamericano, por la dignidad de los ciudadanos y la de ustedes mismos, no usemos la red para echarla como una atarraya sobre los incautos, no secuestremos la verdad y pidamos rescate por ella, no cobremos más por nuestro silencio que por nuestra voz, en fin, no vayamos por esa supercarretera de la información atropellando gente. Necesitamos más comunicadores de los que levantan la voz y menos de los que estiran la mano.


Ojalá nadie se ofenda, y esto no lo digo por evitarme un problema, sino porque eso será signo de que a nadie le viene el saco.


¿Usted qué Opina?


alfredotress@hotmail.co

 
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