Aquí en Veracruz no faltaron los espantados por la intensa, “grosera” y “sucia” guerra de lodo que se libró durante el pasado proceso electoral por la gubernatura de Veracruz. En medios locales, nacionales e internacionales, se escribió hasta de qué habrían de morir los candidatos. No quedó títere con cabeza, se dieron, o más bien se mandaron a decir de todo. No hubo límites. No alcanzaron sombrillas ni paraguas para que los protagonistas o sus familias pudieran salir bien librados. 

Sin embargo, lo que hoy sucede en los Estados Unidos en la lucha por la oficina principal de la Casa Blanca, hace palidecer lo que recién sucedió en Veracruz. Melania Trump, esposa del candidato del partido Republicano, Donald Trump, fue exhibida desnuda, en poses sensuales, lésbicas o hot, como algunos las calificaron las fotografías publicadas por el Diario New York Post.   

Por su parte Hillary Clinton fue puesta a temblar antes de la Convención General de su partido (el Demócrata), por los supuestos robos de correos electrónicos a través de un servidor privado. Hillary fue incluso interrogada por el FBI. Es más, poderosos medios de los Estados Unidos, ventilaron las canitas al aire de un supuesto romance lésbico de Hillary y una relación extramarital que sostuvo ya estando casada con Bill Clinton con el abogado Vince Foster. 

¡Y todavía lo que falta y vendrá en la campaña presidencial!

En esa verdadera jungla de lodo y medios hambrientos por sacar a la luz los secretos más íntimos de los políticos y poner en duda la credibilidad de los mismos, fue a caer por voluntad propia, Margarita Zavala, que en un dos por tres, fue maltratada y triturada políticamente por el periodista hispano Jaime Bonilla por haber asistido al evento de la Convención General Demócrata, en el que Hillary Clinton fue ungida como candidata a la Presidencia de los Estados Unidos. 

Mal le fue a Margarita Zavala. Lo menos que se dijo de ella fue que hizo el ridículo al querer imitar a Hillary en su loco afán de convertirse en la candidata del PAN a la Presidencia de México y por ello tal vez le pareció muy buena idea hacerse presente en esa Convención.  

Zavala ha de haber pensado, comenta Bonilla, que si Hillary, esposa del Presidente Clinton, pudo llegar a ser candidata ¿por qué yo no puedo hacer lo mismo en México? Pero, dice Jaime, claro que no es lo mismo. Hillary es una mujer que se ha dedicado toda su vida a la política, fue la primera mujer senadora del Estado de Nueva York y ocupó la Secretaría de Estado del País más poderoso del mundo. En cambio el único mérito visible de Margarita, hasta ahora, es haber sido la esposa de Felipe Calderón, uno de los presidentes más corruptos e incompetentes de la historia de México. 

Como su marido, Margarita no es capaz de ver las consecuencias de sus actos. Autoinvitarse a un evento político de otro país es un ejemplo de lo que un político profesional no debe de hacer. Pero yendo más al fondo de la cuestión, hay que ver que la plataforma del Partido Demócrata de los Estados Unidos no tiene nada en común con la del PAN, cuyos principios, en todo caso, concuerdan mejor con los del Partido Republicano. 

Por otro lado, la sola pretensión de Margarita Zavala de querer ser la candidata a la presidencia de México es un insulto para el pueblo de México ¿o acaso piensa que no son públicos los incontables casos de corrupción en los que se vieron involucrados muchos de sus parientes? La inmensa mayoría de los mexicanos sabe perfectamente que la familia de Margarita Zavala se ha beneficiado enormemente realizando negocios turbios con el gobierno, al amparo de su esposo Felipe Calderón Hinojosa. Su hermano Hildebrando Zavala Gómez del Campo se enriqueció enormemente gracias a los contratos inmerecidos con varias dependencias federales. Su sobrina Marcia es una de las dueñas de la Guardería ABC de Hermosillo Sonora donde murieron quemados 49 niños. Su primo Felipe Zavala fue asesinado en medio de un escándalo de extorsión. Otros parientes de Margarita vinculados con escándalos de corrupción y la impunidad son Carlos Castañeda acusado de defraudar al Seguro Social y Luis Gómez del Campo, quien recibió contratos multimillonarios de PEMEX durante la administración de Felipe Calderón. 

Y, como para que no quedara duda de que Jaime Bonilla no se anda por las ramas, concluyó su escrito con este lapidario remate. “La presencia inopinada de la esposa de Felipe Calderón a la Convención Demócrata de los Estados Unidos es una muestra más del oportunismo ramplón de Margarita Zavala, una mujer que quiere ser Presidente como si no hubiera sido suficiente todo el daño que le han hecho sus parientes y su marido al pueblo de México”.

Lo que aquí en México no le han dicho a la ex primera dama de Calderón, allende el Bravo se lo dijeron y de a gratis. A menos claro que Don Ricardo Anaya Cortez, Rafael Moreno Valle, o cualquier otro que sienta pasos en la azotea por las intenciones evidentes de Mago, le haya preparado su  trabajito especial.