La política en tacones.
Pilar Ramírez.
 

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Un mundo nuevo
2016-08-10

Un mundo nuevo es el lema de los Juegos Olímpicos de Río 2016. Quién sabe qué tan nuevo. Es cierto que quedaron atrás los años de la Guerra Fría en que la polarización política entre los bloques socialista y capitalista convertía al deporte en una arena más de demostración de la superioridad de un sistema u otro o como pretexto para probar el poderío de cada uno con capacidad para deslucir la fiesta deportiva con boicots de un lado y de otro, como ocurrió en los juegos de Moscú 1980 boicoteados por Estados Unidos que después resintió el mismo desdén en Los Ángeles 1984 por parte de los países de Europa del Este, en ese tiempo socialistas.


            Es cierto que ahora aparecen hechos novedosos como atestiguar el compromiso de matrimonio entre una jugadora de rugby y su novia con un estadio y el mundo entero como testigos, ya que en Brasil adquirió legalidad el matrimonio igualitario en 2013.


            Hay, sin embargo, otras circunstancias que nos muestran un mundo muy viejo. Por ejemplo, la disparidad en el rendimiento deportivo entre los países del primer mundo y los pobres, algunos llamados ahora emergentes o en proceso de desarrollo. El deporte permite ver, al igual que la cultura, la ciencia y la educación, la desigualdad económica, pues países como México y sus acompañantes del sur, si algo sacrifican en sus crisis permanentes es el gasto en esos renglones. El escaso rendimiento deportivo es también otra muestra de atraso porque cuando la razón fundamental no es la carencia de recursos, lo son las prácticas corruptas y las luchas de poder, como lo demostraron en nuestro país las diferencias del director de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte, Javier Castillo, con varias federaciones que se niegan a transparentar el uso de los recursos públicos, las cuales terminaron por doblegar al funcionario del deporte.


            La participación de las mujeres en juegos olímpicos comenzó en los de París en 1900, en la cual participaron 975 hombres y 22 mujeres; 116 años después la participación femenina representa al 45% de los deportistas. A pesar de eso, es muy lamentable que el machismo siga presente. Algunos medios han hecho notar que la cobertura de los Juegos Olímpicos está impregnada de sexismo. El periódico español El Mundo puso como título a uno de sus reportajes “La lista de las buenorras internacionales en los Juegos Olímpicos de Río”. La andana de críticas que le enderezaron en las redes sociales obligó al diario a cambiar esa cabeza por una más políticamente correcta y gramaticalmente confusa: “Las atletas olímpicamente atractivas”. Se considera que esta Olimpiada es una de las más sexistas en la cobertura mediática porque el tratamiento es muy distinto si se trata de un deportista hombre o mujer, pues cuando se habla del desempeño de un hombre se destaca su fuerza, energía o rapidez y al hablar de las deportistas siempre surge el tema de la belleza. Un caso extremo fueron las sangrientas críticas que recibió la gimnasta mexicana Alexa Moreno por tener sobrepeso a pesar de mostrar una increíble agilidad.


            La política se ha asomado a Río 2016. Al igual que en otros momentos deportivos como el atentado terrorista en los JO de Munich 1972 que dio como resultado 17 muertos –11 atletas, cinco terroristas y un policía– o el saludo del poder negro que hicieron los atletas estadounidenses Tommie Smith y John Carlos en el podio, después de ganar oro y bronce respectivamente en los 200 metros. El presidente interino de Brasil –Michel Temer– fue abucheado en la ceremonia de inauguración y varios manifestantes interrumpieron el paso de la antorcha olímpica para expresar repudio a Temer y apoyo a la presidenta Dilma Roussef que enfrenta juicio político.


            No ha faltado el granito de arena azteca en este punto. Justo ahora que soplan vientos de represión invocados por el sector empresarial que, sin decirlo abiertamente, sugieren una acción de fuerza gubernamental contra los bloqueos de la CNTE. Corrió por cuenta del empresario deportivo Nelson Vargas, contratado como comentarista por Canal Once, quien el domingo 7 de agosto narró la competencia de relevos masculinos en natación, en la categoría de 400 metros, su pareja en la conducción afirmó que los Juegos Olímpicos han transcurrido con tranquilidad, pues “se esperaban más problemas”, en alusión precisamente a la polarización política que ha generado el juicio a Rousseff, a lo que Vargas contestó: “siempre ha habido problemas, recuerda el México de 1968, el gobierno hizo lo correcto”. Si Nelson Vargas piensa que masacrar estudiantes fue lo correcto, sólo hay que esperar que no lo contraten como asesor para resolver el conflicto magisterial.


            ¿Realmente será un mundo nuevo?


ramirezmorales.pilar@gmail.com

 
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