Lo primero que quiero poner sobre la mesa es mi sentimiento de indignación y de repudio hacia ese encuentro, qué vergüenza y qué desasosiego tener que aguantar a un repudiado Trump diciendo disparates xenófobos y propinando humillaciones que por supuesto no son de nuestro agrado. Qué ganas, supongo, de decirle en su cara que no tiene que construir un muro, que ya está hecho, y que le saldrá muy caro: un muro de repudio y de silencio, un muro de descrédito y distancia, una frontera que el improbable vencedor de las elecciones norteamericanas ha marcado con soberbia e ignorancia.
Qué ganas, no de hablarle al Presidente, de hablarle al político y decirle…
Te hubieras esperado un poquito, la verdad los comerciales de tu informe, donde hablas que lo bueno se cuenta poco, pero cuenta mucho, estuvieron muy buenos, me pareció una desconsideración con tus publicistas echar por la borda tan impecable trabajo con tan polémica visita, además de un flaco favor de la oposición, que tal pareciera que sus mezquinos intereses están más empeñados en que le vaya mal a México, que en construir una patria donde quepamos todos y generemos bienestar para quienes más lo necesitan.
No obstante hasta aquí he sido reiterativo y agregado solo mi sello a una ruta de juicio que es la que permea los medios, pienso que más que una competencia de tiro al blanco, los lectores, el auditorio, los televidentes y radioescuchas de todo el país se merecen una perspectiva más esférica de las cosas y no solamente una turba de ironía y sarcasmo.
Esa es la obligación de cualquier columnista, articulista, líder de opinión o ciudadano que quiera ocupar una tribuna pública: no ser comparsa de lo evidente, ejercer la duda razonable y en un momento dado, tener la suficiente perspectiva para creer que las cosas no son tan simples…
Me refiero a lo que pasaría si reflexionáramos por un momento en que por ningún lado le convendría a la Presidencia, en el umbral del Informe de Gobierno, al final de un año sumamente controvertido, posterior a una disculpa histórica, donde el Presidente, arriesgara lo ganado o lo no perdido en una acción a todas luces señalable. ¿Entonces qué fue?
Y es ahí donde, asumiendo el costo que para mí también pueda tener, disentir por un momento del clamor mediático, me atrevo a pensar, desde mi lógica política que, si Enrique Peña Nieto hizo esto es porque el peligro es mayor incluso al que nosotros notamos.
El peligro de que un hombre por quien nadie daba un centavo siga avanzando, el peligro de estar ajeno a su intolerancia, el peligro de darle la espalda a un loco. A ese tipo de gente se le sale al frente, no se dan razones para confirmar que nosotros somos su enemigo preferido, razones que probablemente él buscaba al apostarle más a un rechazo que a una aceptación.
Desde una óptica infantil o juvenilmente idealista creemos que nuestro deber moral es elegir en la vida entre el bien y el mal, pero la vida real nos demuestra a usted y a mí, todos los días, a cada momento, que la mayor parte de nuestras decisiones morales y éticas, se transforman en estratégicas y reducen a elegir entre un mal y un mal menor.
El Tzun Tzu, libro milenario que habla sobre la guerra, pero sobre todo, sobre el arte de la estrategia y la batalla para los gobernantes, aconseja conocer al enemigo, tener información acerca de él y señala la mejor de las victorias en la batalla que no tuvo que realizarse, en pocas palabras y siguiendo la sabiduría de nuestros abuelos, más vale un mal arreglo que un buen pleito.
Amable lector permítame desconsolarlo al decirle que el asunto del muro y quien lo pague a mí, permítame no colaborar con la galería de memes y vituperios contra la figura Presidencial, la verdad prefiero dejar por escrito algo que vale la pena darle seguimiento:
Tras la reunión con Peña Nieto, el candidato republicano dio a conocer las cinco metas que son prioridad en su agenda respecto a la relación entre México y Estados Unidos.
1.- Terminar con la inmigración ilegal,
2.- Velar por la seguridad fronteriza,
3.- Desmantelar los cárteles de la droga y detener el flujo de armas, drogas y dinero a través de esa zona,
4.- Mejorar el TLCAN, y
5.- Cuidar la industria manufacturera en el hemisferio.
Me quedo con esa bitácora, la cual ojalá no tenga que ser tema de conversación después de la derrota de Trump, pero si lo llegara a ser, tal vez tendríamos que reconocer que esa perniciosa entrevista para la reputación de Peña Nieto, tuvo una utilidad providencial. ¿Usted qué Opina?ç
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