¿O no acaso tanto la ley como el sistema no fueron diseñados, aprobados e impuestos por lo más notable y destacado de la corrupción partidocrática?
Pero no para ahí la cosa. ¿Por qué hoy y no cuando el clamor popular y el bombardeo mediático pusieran en primer plano el desastre de una administración pública a cargo de un tan inútil como perverso discípulo y ahijado de Fidel Herrera Beltrán?
Simple a mi juicio la respuesta. Peña Nieto requiere de un distractor a modo que encubra ya no sólo su propia tendencia corrupta y corruptora, también el fracaso de un régimen político caduco y en plena obsolescencia cuyas aristas más agudas de su crisis, se expresan en un paquete económico que, para el 2017, acarreará serias consecuencias en la vida económica y social de un país en el que las mayorías empobrecidas suelen pagar los platos rotos.
Estrategia mediática de óptimos resultados en Veracruz. La cortina de humo es tal y tan espesa, que para la audiencia el presunto castigo a un priísta saqueador tiene prioridad por sobre la realidad real de un presente y futuro económico y social al que no se le encuentran pies ni cabeza.
Devaluación en la paridad cambiaria, deterioro del salario real y pérdida de su poder adquisitivo, un aparato productivo caduco e ineficiente generador de más desempleo, inseguridad y violencia, entre otros rubros del desastre, se privilegian en la jerarquización de prioridades en Veracruz. El juicio, desafuero y cárcel de Javier Duarte y sus achichincles no menos corruptos, primero, lo demás es lo de menos que ya mañana dios dirá… Aunque ya sea demasiado tarde.
¿Qué nos pasa?
No cabe duda, nos guste o no, en Veracruz el PRI sigue siendo el ombligo que da vida y en torno al cual seguimos girando. No aprendemos ni siquiera de una realidad que nos agobia.
Xalapa, Ver., septiembre 25 de 2016
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