Resulta que pomposamente don Javier Duarte de Ochoa, gobernador constitucional del estado veracruzano, mando un recado a la diputación permanente para que le concederían una licencia, pero sin renunciar al fuero, según que para enfrentar múltiples denuncias que existen en su contra por la fraudulenta administración que hizo junto con secuaces en los dineros de la jarochiza.
Debió haberse enfrentado a la justicia como dicen en mi pueblo “a mano limpia” no con protección constitucional, eso es de cobardes, el mismo dijo “Que el nada debe, nada teme” y si nada debe y nada teme, entonces porque no acudir como cualquier ciudadano a responder en el banquillo de los acusados, cualquier señalamiento existente en su contra.
Con la licencia solicitada le falto el respeto a la minoría que lo eligió y a quienes insistentemente le decía que terminaría su sexenio hasta el último día de su mandato, debió haberse despedido de la clase política que le confió la representación de su partido y la de sus aliados, quienes lo postularon y lo defendieran con lealtad hasta el último minuto, por considerar que defenderlo, era mostrar la unidad matrimonial de forma simulada.
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Don Duarte, se empezó a esconder, a dar evasivas, a mostrarse sonriente por fuera y nervioso por dentro, buscando refugio en todas las artimañas que le dictaron para que como gobernador las impulsara, debido a la verdad que él sabe de cómo deja la administración gubernamental.
A escasos mes y medio de terminar el sexenio, si no le fallan las cuentas debe hacer malabares para medio dejar cuadradas las finanzas, porque aun cuando don Flavino Ríos sea hombre del sistema y con gran oficio político, y con la ventaja de conocer a todos los actores políticos, el nuevo gobernante no lo perdonara, no va a parar hasta verlo tras las rejas, lo que creo en una de esas puede suceder.
Estoy seguro, que la renuncia presentada y la forma en que fue aprobada, es un mandato del más alto nivel a cambio de maquillarle la desaseada administración, sin garantizarle nada, porque políticamente al pri le conviene sacrificarlo, en Veracruz, ser priista ya no es un orgullo, ahora es una vergüenza, aun cuando algunos levanten la mano y digan con voz en cuello que ellos son distintos, lo que al común ciudadano no le basta.
Lo cierto, es que los alegres veracruzanos harían fiesta, si en corto tiempo les informan la detención de su ex gobernante, sería un carnaval en todo lo largo y ancho del estado, en el país y en el extranjero, porque gracias a las últimas administraciones, muchísimos veracruzanos han tenido que emigrar al interior y exterior del país, añorando la tardes y fiestas de los pueblos que tuvieron que abandonar, tal vez no regresen, pero sí estarán optimistas de que al estado le llegarían nuevos y buenos amaneceres.
adidas.johan62@gmail.com Lic. Inocencio Martínez Cortes
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