Mutatis Mutandis.
Rafael Arias Hernández.
 

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Sucesión, sin buen congreso no hay progreso.
2016-10-31

A 32 días del nuevo gobierno,  los que no tienen llenadera,  ni el mínimo respeto al presente y futuro de millones y millones de veracruzanos, incrementan el daño causado. Siguen saqueo y malversación, debilitamiento y destrucción de instituciones y dependencias oficiales.


A todos deben y de todo quieren disponer, hasta de lo que pertenece a otras generaciones.


Engañan y se engañan, sabiéndose cómplices, responsables y culpables, algunos incluso, ahora intentan excluirse del daño causado y el sacrificio masivo provocado. 


Para ello cuentan y han contado con diputados,  abyectos y domesticados, buenos para simular  y votar por lo que les ordenan. Mejores para cobrar los favores.


Una cosa es clara y se debe difundir. Desde luego que tienen responsabilidad por todo lo que aprobaron y respaldaron, aún en contra de los intereses y bienestar de los veracruzanos. Son responsables y en muchas formas también culpables.


Hay que señalar y llamar a cuentas tanto a cómplices que ayudaron, como a complacientes que permitieron.


En todo caso, es de justicia señalar, que hay notorias excepciones junto a respetables oposiciones,  que asumieron su responsabilidad como legisladores y representantes populares.
Pero en su mayoría, los diputados en Veracruz  cubrieron y encubrieron, apoyaron y ayudaron a los ahora presuntos responsables y prófugos, denunciados  y hasta sometidos a proceso judicial, en un sistema gubernamental seriamente afectado por la continuidad de la impunidad.


Urge un Congreso responsable y que se sume al esfuerzo de cambio ordenado por los veracruzanos.
Mientras tanto,  sigue en aumento el tamaño del daño, que todavía se empeñan en ocultar o negar, en encubrir o minimizar. 
En todo el estado crecen hambre y pobreza, desempleo e informalidad, inseguridad y delincuencia, deuda pública y crisis financiera.
LA AGENDA LEGISLATIVA DEL CAMBIO.


Por lo pronto, la oportunidad  incluye y empieza con la nueva Legislatura Estatal.


En unos días,  el 5 de Noviembre lo dicho se puede convertir en hecho, la promesa en realidad. 


De inmediato, entre otros asuntos,  tendrán que discutir y aprobar en los primeros quince días hábiles, el presupuesto 2017; recibir, discutir y aprobar el sexto informe de gobierno;  llamar a cuentas, a todos los involucrados en el desastre administrativo y financiero que aumenta; y por tanto, auditar a los auditores y contralores.
Los nuevos diputados, además de actualizar, reformar y crear leyes, ¿en verdad asumirán sus deberes y compromisos? ¿Cumplirán, exigirán y fincaran responsabilidades a ineptos y corruptos, a ineficientes y delincuentes? ¿Encubrirán y protegerán  más impunidad? 


Y también, como es indispensable señalar y demandar, ¿participaran y contribuirán a la atención y solución,  de las crecientes necesidades y los viejos y nuevos problemas sociales?
Indispensable contar con un Poder Legislativo responsable, que se incluya en la construcción y realización de la agenda del cambio, real y efectiva; misma que involucre, obligadamente  más y mejor participación ciudadana y social.
Imprescindible verdadera transparencia y acceso a la información pública; permanente  rendición de cuentas, así como fiscalización y evaluación social puntual y efectiva.


Inaceptable más de los mismos y de lo mismo. La oportunidad de cambio debe aprovecharse.
El nuevo Congreso Estatal, ¿será encubridor y simulador, o exigente y realista?
Llego la hora de poner frente a la Justicia a los supuestos y caros fiscalizadores, cuyo trabajo  de disimulo y simulacro es notorio. 


Necesaria limpieza efectiva, no tapadera  cómplice o encubridora artimaña.  


LOS CUENTOS DE LA CUENTA.


La inolvidable LXIII Legislatura del Estado, de mayoría oficial domesticada o alquilada. Los que por fortuna ya se van, como despedida intentan otros actos de abyección y sumisión en perjuicio de los veracruzanos presentes y los de futuras generaciones.


Pretenden  pasar, encubrir o justificar a jefes, socios y aliados. A pesar de las  abrumadoras pruebas que, por cierto siguen aumentando, y de crecientes contradicciones, intentan aprobar la cuenta pública 2015.


Habría que asegurarse, si de acuerdo al precepto constitucional, en efecto conocen los resultados de la gestión financiera sujeta a dictamen y aprobación y, sobre todo, “si cumplieron con los objetivos de sus planes y programas, así como con los criterios señalados en sus respectivos presupuestos”.


Porque hasta hoy se han caracterizado por ignorar, subestimar y rechazar las leyes, innumerables señalamientos y denuncias públicas, evidentes protestas y reclamos sociales, pero eso si apoyan y favorecen a descarados ineficientes y delincuentes gubernamentales, algunos ya prófugos y otros todavía intocables y con aspiraciones reciclables.


Como los irresponsables y culpables fiscalizadores (Contraloría, ORFIS y Comisión del Congreso), que bajo un inexplicable autismo profesional, durante años se dedicaron a afirmar: “todo es legal, correcto y válido”, “todo checa y cuadra”, “no hay daño patrimonial, sólo algunas observaciones menores”. 


De ahí que procede auditar a los auditores, a los catatónicos fiscalizadores: a Contraloría, ORFIS y Comisión del Congreso que durante años dispusieron de cuantiosos recursos, simularon, encubrieron y no encontraron nada.
TODOS A LA BÁSCULA.
Ante el daño que aumenta de tamaño, hay que insistir y preguntar: ¿En dónde están los miles de millones de pesos desaparecidos? 


Ahora resulta, que los mismos saqueadores, ineptos y corrutos, pretenden apropiarse y repartir un dudoso rescate, préstamo o anticipo que incrementa el  desastre financiero que se padece. ¿Cuáles finanzas sanas,  manos limpias y  frente en alto?


Alienta saber que el  próximo gobernador, anunció que “antes de recibir una dependencia o secretaría será auditada, mediante un proceso apegado a la ley y llevado con extremo rigor…Si se niegan los funcionarios actuales a entregar información habrá consecuencias jurídicas irremediables (…) Serán auditadas por un equipo de auditores del gobernador electo".


Así debe hacerse o, quienes asuman las responsabilidades, se convertirían en cómplices, encubridores o condescendientes, de la ineficiencia y la delincuencia gubernamental que se encuentre.
Ni perdón cómplice, ni olvido encubridor. Justicia simple, inmediata y efectiva, para evitar más pérdidas y sacrificios.
Corregir, remediar y prevenir son prioridades. No hay de otra que participar, para aprovechar la oportunidad y convertir en realidad el cambio verdadero. Mismo que puede y  debe empezar con transparencia, rendición de cuentas y combate a la corrupción; así como,  austeridad, eficiencia, economía y honradez.


*AcademicoIIESESUV@RafaelAriasH.Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasHdez  

 
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