Místicos y terrenales.
Marco Antonio Aguirre Rodríguez.
 

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Duarte, la ambición de poder no muere
2016-11-15

* PGR debe radicar al mensajero de Duarte


* Los alcaldes si confían en Clementina


La presentación de la carta donde supuestamente Javier Duarte pide regresar a ocupar el puesto, muestra más que nada la gran ambición de poder que tienen sus allegados.


Pero la única hoja que está firmada, la última, tiene un garabato que es distinto a las otras firmas que de Javier Duarte.


En consecuencia la sospecha es que la firma es falsa.


¿Por qué inventar un escrito como este?.


Es el intento de asustar con el petate del muerto.


O, dicho de otra forma, intentan espantar con el regreso del saqueador.


Y esto con la intención de poder seguir usufructuando parte de las prebendas perdidas o presionar para que les sigan pagando facturas que amparan sólo la ambición de llevarse la mayor cantidad de dinero y recursos posibles.


Como diría el ahora cónsul: No tienen llenadera.


Por eso es que la presidenta de la mesa directiva de la Cámara de Diputados de Veracruz, María Elisa Manterola, hizo un requerimiento para que el interesado, o sea Javier Duarte, se presente en persona a ratificar el escrito y su interés por regresar al cargo.


Sería bueno, muy bueno, que Javier Duarte llegase al Congreso de Veracruz a hacer algo así, para ver como los elementos de la PGR lo intervienen y lo detienen.


A lo mejor llega en el vehículo de alguno de sus diputados afines, y sale igual, para poder ingresar y salir directo al edificio y que no lo detengan.


De darse el caso de que ratifique ¿procede el reingreso?.


Si tuvieran que someterlo a votación, ¿cómo votaría Sergio Hernández, el coordinador de la bancada del PAN?, ¿cómo procedería Amado Cruz, el coordinador de la bancada de Morena?, ¿qué haría Juan Nicolás Callejas, el coordinador de la bancada del PRI?, ¿y Fernando Kuri Kuri, el coordinador de la bancada rosa, sería capaz de negar la posibilidad de regreso?.


Flavino Ríos, el gobernador sustituto, desecha la pretensión, la califica de rumores. “Yo soy el Gobernador de Veracruz en este momento”, se planta.


O sea, que no quiere que regrese Javier Duarte al cargo. O al menos no lo ve como algo posible.


Por lo pronto Jorge Ramírez Tubilla, debería ser detenido por la Procuraduría General de la República.


Jorge Ramírez llegó por la mañana del lunes 14 de noviembre al palacio Legislativo con un paso apresurado y se dirigió a la presidencia de la mesa directiva.


Con tono altanero, fuerte, impositivo, exigió que le recibieran el escrito que llevaba. Y lo hicieron.


Le pusieron fecha del 11 de noviembre a la carátula del escrito y el mensajero salió corriendo con el papel sellado. “Ya la hicimos”, ha de haber pensado.


Era, es, la supuesta carta (porque no se le puede llamar oficio) donde –aparentemente- Javier Duarte pide que se le restituya en el cargo.


Pero la firma no coincide y el escrito no está firmado en todas sus partes. Y eso representa un par de inconsistencias.


Como sea, a Jorge Ramírez lo debería detener la PGR.


De entrada ya es culpable de uno de dos delitos: encubrimiento de un prófugo de la justicia o falsificación de documentos, más los que le resulten.


La mejor muestra de que Javier Duarte es un prófugo es la recompensa de 15 millones de pesos que ofrece la PGR por información para su captura.


A Ramírez Tubilla se le identificó como el mensajero de la falacia porque el diputado Juan Manuel de Unanue subió una fotografía captada de una de las cámaras de seguridad de la entrada al palacio legislativo y después de que las mismas secretarias que le recibieron el escrito lo identificaron.


Oh Dios. ¿Será que Javier Duarte no se ha cansado de saquear a Veracruz?, ¿o será que sus allegados son los que tienen el hambre de seguir chupando hasta lo último los recursos de Veracruz?.


LOS ALCALDES SI CONFÍAN EN CLEMENTINA. Lo que no había ocurrido desde que empezó la toma del palacio de gobierno, de que los alcaldes de los distintos partidos estuvieran juntos en una misma reunión, se dio por fin, convocados por Clementina Guerrero, la nueva secretaria de Finanzas y Planeación del gobierno del estado.


No acudieron juntos a platicar con Flavino Ríos; no fueron juntos a hablar con las autoridades de Hacienda; no marcharon juntos en la ciudad de México y no durmieron juntos en Casa Veracruz y el palacio de gobierno.


Américo Zúñiga refirió que la expectativa es que con Clementina Guerrero se acelere el pago de las participaciones y que se cumplan los acuerdos, porque con Antonio Gómez Pelegrín, muchas veces estos quedaron en el aire.


Pero además Américo Zúñiga se sentó junto a Miguel Ángel Yunes Márquez, el alcalde de Boca del Río y hablaron, y hablaron, y hablaron… ¿qué se dijeron?. Quién sabe.


Pero no parecía pleito, porque ambos estaban muy tranquilos y hasta relajados y estirados en la silla que ocupaban.


¿Sería el ambiente generado?, ¿sería que por fin había confluencia en la defensa de los intereses municipales?.


“Le vamos a dar un voto de confianza” dijo, al final de la reunión Américo Zúñiga.


Entre los alcaldes y Clementina Guerrero, existe una empatía natural, porque la ahora funcionaria estatal sufrió en carne propia la falta de pagos, como titular de la Secretaría de Administración y Finanzas de la Universidad Veracruzana.


Clementina Guerrero fue la que propició, desde su anterior cargo, que a la Universidad Veracruzana se le pagasen los recursos federales de manera directa, sin que siguieran siendo depositados en la Sefiplan; ese dinero fue (y es) en esencia el que mantuvo a flote a la UV.


Tan es parte del grupo entrante que el gobernador sustituto, Flavino Ríos, subrayó que su nombramiento es para demostrar la voluntad y disposición del Gobierno del Estado para que el proceso de transición se lleve con orden, legalidad y transparencia.


Aunque prácticamente refirió que Antonio Gómez Pelegrin fue destituido por las presiones de todo tipo, y por eso se llegó a un acuerdo para que en estos 15 días que restan a su mandato, en lugar de nombrar un encargado de despacho, fuera nombrada como titular de la Sefiplan Clementina Guerrero.


Con Clementina Guerrero los alcaldes tienen más confianza –también- porque al ser parte del equipo de Miguel Ángel Yunes no desviará un solo peso a pagar facturas del grupo del fidelato.


De hecho, el primer compromiso que hizo la ya titular de Sefiplan fue que dinero que llegue será administrado conforme a la norma.


Esto es, el fin de la “licuadora”.


Yo sí tengo claro la diferencia entre servir a Veracruz y servirse de Veracruz, dijo.


Si sigue en el cargo, deberá mantener ese orden y esa disciplina financiera, lo cual –además- ya había hecho desde la UV.


Y es altamente probable que continúe en el puesto, porque es una profesional de la administración que ha hecho su trabajo con pulcritud y eficacia, pero además con amplios nexos hacia diversos grupos y sensibilidad política y social.


Así pues, si Clementina es el primer paso de lo que será el próximo gobierno, es un primer paso firme, sólido y que muestra capacidad y honradez.


Que sea por el bien de Veracruz.


Los terrenales merecemos un poco de estabilidad y paz social, por lo menos.


LOS CONTRATOS DE IRMA CHESTY. A quien le fue muy bien con el escándalo desatado por la supuesta solicitud de Javier Duarte para regresar y la llegada de Tula Guerrero a la Sefiplan, fue a Irma Chesty, después de que el portal Animal Político la evidenció como una de las beneficiadas por el fidelato.


Irma Chesty fue la jefa de prensa de Francisco Monfort, parte del grupo de Miguel Ángel Yunes, con Francisco Monfort, durante el gobierno de Fidel Herrera.


A Irma Chesty se le identifica como muy cercana con Gina Domínguez, la exvocera de Javier Duarte.


“A través de una empresa de su propiedad, Chesty obtuvo al menos seis contratos por más de 20 millones de pesos entre 2009 y 2010, cuando aún gobernaba Fidel Herrera esa entidad”, apunta Animal Político. 

 
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