Pulso Crítico.
Enrique Olivera Arce.
 

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Veracruz. Vana esperanza
2016-12-07

El fuego que arrasara la pradera a lo largo de más de 12 años se extinguió…  pero las brasas quedan.


Cambio en la administración pública estatal, pero no de régimen ni de modelo económico. Los mismos paradigmas neoliberales, la misma confrontación entre las élites y la base de la pirámide social, en el escenario de un  cambio de época global en el que el corrimiento de la izquierda electoral y el centro hacia la derecha, deja a las mayorías sin interlocutores y en franca indefensión.


 Parafraseando a Vicente Lombardo Toledano, Miguel Ángel Yunes Linares siendo polvo de aquellos lodos, no necesariamente garantiza cambio alguno de fondo que permita bajar la guardia, luego cabe que los veracruzanos ni cierren los ojos ni caminen descalzos.


Resistir y autodefensa activa, es la tarea para las mayorías empobrecidas.


Dadas las condiciones actuales por la que atraviesa la entidad veracruzana, es sano mantener el beneficio de la duda, empero este requiere de su diario cuestionamiento y/o refrendo si así procede a lo largo de los próximos 24 meses.


No dudamos de las buenas intenciones, empero no se puede hacer de lado que signos ominosos desdicen al Sr. Lic. Yunes Linares en su primer día como gobernador constitucional: en la integración del gabinete (con respetables excepciones predomina inexperiencia y el color fresa) que le acompañara a lo largo de su mandato; los excesos en su toma de protesta ante el Congreso y para colmo, la vieja práctica de verdades a medias, del acarreo y la filtración insidiosa de rumores.


Por mucho que esté comprometido con el PRD, es un despropósito mayor el que el responsable de la delicada política interna en la entidad se haga recaer en  un camaleón, oportunista, con cuestionadas relaciones oscuras con el fidelismo y traiciones para con su partido, sin experiencia probada en el servicio público  como lo es el recién titulado licenciado en derecho, Rogelio Franco Castán. Como también juzgo como equívoco el hablar de un gobierno cercano a la gente, cuando para tomar oficialmente la protesta de ley que le obliga con los veracruzanos, convierte la casa de éstos en bunker en previsión a manifestaciones y abucheos.


 Desconfianza, amenaza velada y medidas de seguridad innecesarias, la mayoría de los habitantes de la capital veracruzana ni por enterados se dieron del cambio de estafeta. Y en los informados, la indiferencia se hizo acompañar de carencia de confianza y credibilidad suficientes como para abandonar el trajín cotidiano para concurrir a un evento que se juzga de mero trámite.


La duda queda: gobierno cercano a la gente, o gobernar con el pueblo y para el pueblo.


Los veracruzanos esperan hechos no palabras ni parafernalia a modo, así se trate de escuchar lo que a juicio del nuevo gobierno y de los medios informativos que actúan como caja de resonancia la población quiere escuchar. Lo que nos lleva a considerar como vana esperanza el rescate de Veracruz, en tanto se persista en confundir a un gobierno quebrado sin autoridad moral y política con una entidad federativa cuya crisis económica y social transita por los sótanos.


Se recuperan un mil doscientos millones de pesos en inmuebles y en especie, de otros muchos miles de pesos extraviados, dice el Sr. Yunes. Se amenaza con aplicar todo el peso de la ley a los depredadores impunes, incluido Fidel Herrera, artífice del desastre, así como enderezar entuertos para un eficaz salvataje del aparato gubernamental y las finanzas públicas. Más nada se dice sobre el qué hacer, cómo y con qué, para el rescate de una economía en franco estancamiento; con desempleo, pobreza y desigualdad, rémoras estructurales que en oposición a crecimiento y desarrollo brillan por su ausencia en el discurso.


Mucho menos de la imperiosa necesidad de afrontar las amenazas del presidente electo de los EE. UU., que de materializarse,  en la entidad  impactarán en el flujo de inversión externa, empleo, remesas de nuestros coterráneos y, de manera significativa, en las actividades con mayor índice de generación de empleos y aportación al Producto Interno Bruto Estatal, como la petrolera, la azucarera, la cafeticultura y la maquila, cuya vulnerabilidad es evidente para quien lo quiere ver con objetividad.


Veracruz tocó fondo en todos los ámbitos de la vida social, económica y política de su población, el verdadero problema de ello es que para salir solo se puede regresar y, para esto, se requiere visión de Estado, más que de gobierno, para rescatar lo rescatable del pasado, trazar nuevos rumbos y construir sobre bases nuevas el presente.


Y esto no figura en el discurso inicial, pasándose por alto  que la entidad no va sola; la recesión como realidad económica, la crisis de un régimen político caduco, un presidente con bajísima aceptación, e incertidumbre social respecto al futuro cercano, es escenario nacional común y es, en estas encrespadas aguas, que  habrá que navegarse.


Quedar atascados en el lodazal de la venganza, sin más visión que  el cortoplacismo de la oportunidad largamente esperada, impide ver con claridad para adelante. Sin dar vuelta de hoja y a otra cosa mariposa, seguiremos entrampados.


El cambio en el gobierno debe empezar por aceptar que la burra no era arisca… el rescate de credibilidad y confianza es prioridad compartida; si no se estrecha la distancia entre gobierno y gobernados el llamado a la unidad en torno a las tareas de todos para entre todos sacar al buey de la barranca, es sembrar en terreno estéril.


A Yunes Linares corresponde extender la mano, no el puño cerrado, para lograrlo. Esto implica sí, restablecer el estado de derecho con firmeza, pero entendiendo que por sobre el interés por sanear las finanzas públicas, encarcelar a los prevaricadores y enderezar la nave gubernamental, está el interés por el progreso y bienestar de los veracruzanos. Y a estos, corresponde el entender que sin la participación organizada y consecuente de la población en la toma de decisiones que a ella compete, es seguir dándole vueltas a la noria.


Gobierno y población de la mano con responsabilidades compartidas es la exigencia, sin ello, el nuevo gobierno transitará por los caminos trillados del fracaso anunciado.


Hojas que se lleva el viento


Ya ni llorar es bueno. Nos saquearon y el pueblo de Veracruz pagará los platos rotos. La corrupción en el servicio público, coludida con el sector empresarial no tuvo límites. Nos volverán a saquear si lejos de tomar medidas drásticas y radicales por parte de la población para evitarlo, se persiste en dejar hacer dejar pasar sin haber aprendido de lo lastimosamente vivido.


El sálvese el que pueda, rascándose cada quién con sus propias uñas, tan urgente como necesario es el erradicarlo. Nadie puede permanecer indiferente, salvo aquellos que aún no logran despertar.


Pretender construir y alcanzar la democracia plena sin construir ciudadanía, es utopía. Hacer política sin ciudadanos, es autoritarismo, alejándonos del bien común. Entendámoslo.


Xalapa, Ver., diciembre 6 de 2016.


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