“En todo fracaso hay una oportunidad nueva.” – John Davison Rockefeller.

En verdad que aun cuando el gobierno de la República se empeñe en vendernos espejitos afirmando que la situación macroeconómica marcha de mil maravillas a pesar de las fuertes presiones externas reflejadas en la caída dramática en el precio del petróleo, o que los niveles de endeudamiento externo son los más altos de los dos últimos lustros, el tema de haber dejado todo a la voluntad del libre mercado está llevando a nuestro país a padecer el agotamiento inminente del modelo económico neoliberal y por ende a confirmar que los radicalismos globales que en occidente se aprecian son la demostración de que el modelo capitalista comienza a colapsarse.

Ya a principios de enero del año por concluir, apareció el resultado aportado por el informe de Oxfam, llamado “Una economía al servicio del 1%”, donde se puso de relieve que, desde 2010, la riqueza de la mitad más pobre de la población se ha reducido en un billón de dólares, lo que supone una caída del 38%. Esto ha ocurrido a pesar de que la población mundial ha crecido en cerca de 400 millones de personas durante el mismo período. Mientras, la riqueza de las 62 personas más ricas del planeta ha aumentado en más de 500 mil millones de dólares, hasta alcanzar la cifra de 1.76 billones de dólares. El informe también muestra cómo la desigualdad afecta de manera desproporcionada a las mujeres; de las 62 personas más ricas del mundo, 53 son hombres y tan solo 9 son mujeres.

A pesar de que los líderes mundiales hablan cada vez más de la necesidad de abordar la desigualdad y en septiembre fijaron un objetivo mundial para reducirla, la realidad es que la brecha entre los más ricos y el resto de la población ha aumentado de manera drástica a lo largo de los últimos doce meses. La predicción que Oxfam realizó antes de la reunión de Davos del año pasado, de que en poco tiempo el 1% poseería más riqueza que el resto de la población mundial, se cumplió en 2015, un año antes de lo esperado.

Ahora con la declaración del secretario de Hacienda y Crédito Público (SHCP), José Antonio Meade en el sentido de que no descarta que para enero se dé un alza en el precio de la gasolina –que algunos estimas sería hasta del 20%- confirma que eso de dejar todo a la voluntad del libre mercado, nos terminará por incorporar sin desearlo en una verdadera recesión económica de la que difícilmente saldremos en los siguientes meses.

Aun bajo ese escenario para Meade, "El hecho de que se vayan mandando señales por la vía del precio alentará la inversión, fomentará la posibilidad de que los mexicanos escojan entre diferentes actores que participen en el mercado de las gasolinas. Pasaremos de un entorno donde teníamos una sola gasolina a un solo precio y un solo proveedor a un esquema donde tengamos más libertad, más posibilidad de escoger y donde los precios vayan reaccionando en función de cómo se vayan ajustando los costos como ocurre como cualquier otro precio en la economía".

Ante ello, la pregunta seguirá siendo ¿a quién carajos cree el secretario de Hacienda que beneficia esto? Porque es evidente que al menos en el Veracruz de los 8 millones de habitantes, al menos tres cuartas partes de su población se verá directamente afectados, sin posibilidad de reacción ante la severa crisis financiera que enfrenta la entidad, y a donde la permisividad del gobierno federal dejó llegar las cosas hasta estrangular al gobierno estatal.

Así que solo nos quedará solo prepararnos para ¡cuando el gasolinazo nos alcance! O ¿usted que opina?

Al tiempo.

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