Línea Caliente.
Edgar Hernández.
 

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PRI/RIP
2017-01-11

¡Se están dando las condiciones para que el próximo gobernador sea de Morena!


Una jugada priista post mortem para eliminar a Héctor y ungir a Pepe; la extraña búsqueda de la conciliación tricolor por la vía de un albazo en favor de Flavino, y una real oposición legal y política de Lorena Piñón, Marco del Ángel y Edgar Díaz Fuentes, que reclaman la democratización del PRI, son parte del circo político aldeano.


Mientras, Miguel Angel Yunes, dueño del balón oficial, trabaja desesperado por arrebatar las municipales como previo a la gubernamental,


¿Y Morena..? Pues Morena, de plácemes.


Y es que en tanto los “grandotes” pelean, los morenos apuntalan sus plazas, abren nuevas, rechazan alianza alguna con el PRD, persisten en su estrategia del moverse en silencio y sin aspavientos, y confían en que los vientos del gasolinazo les favorezca. Ya por lo pronto el Peje vendrá a Xalapa la semana próxima para encarar a Yunes Linares.


No median más de 144 días para la jornada electoral que habrá de marcar el derrotero del 2018.


Quien gane las municipales prácticamente tendrá el pulso de hacía donde se moverán los cinco millones 700 mil electores veracruzanos de los cuales el 40 por ciento no votan y el resto se va a tercios –PAN, Morena, PRI más coaligados-: 


700 mil votos, más lo que se acumule, para Morena; 900 mil para el PRI, menos los que abandonen la plaza para irse con Morena o el Verde y el millón del PAN/PRD que está en el dintel del voto de castigo por incumplir sus promesas de campaña.


Y la gente que no perdona.


En Nuevo León “El bronco” no vale, como diría Sáncho “dos habas” al no llevar ni al cartero del pueblo a la cárcel, mientras en Quintana Roo y Veracruz transitan por el mismo camino de las promesas incumplidas y la fuga de los raterazos.


¡Duarte vive a toda madre en su exilio dorado!


Y ninguno de los 69 señalados ni en sueños piensa que transpondrá las rejas. Es más ya regresaron a estas tierras que les han dado tanto para colocarse al lado de quien gobierna. 


Hasta pareciera que llegaron a un acuerdo.


Todo ello sucede en el marco de una historia sin fin protagonizada por Amadeo Flores Espinosa, a quien tocaría jugar el papel más ingrato de su vida pública al perder la gubernamental luego de 86 años de supremacía priista y encima de ello, atrapado en la terquedad de Héctor Yunes Landa al pretender mantenerlo en la dirigencia a la de a wilson.


Ello dio lugar a una división nunca vista en el Partido Revolucionario Institucional veracruzano que regresó a sus orígenes, con sus aldeas, cofradías y parcelas; con sus grupos de interés y sus “ismos”; con las mismas jugadas fallidas que a nadie convencen, y con una señalada apatía de su militancia.


El abandono es producto de la eterna permanencia de los Brito, Chanclas, Aceves, Erika Ayala, Marlon, Carvallo, Lagos, Mota, el “Cabeza de Lata”, Deantes, Benítez y toda esa fauna comandada por Fidel Herrera y Javier Duarte que enterraron al PRI.


El colmo de la tragedia la encarna, desde luego, Amadeo Flores Espinosa, quien nunca entendió que quien pierde se tiene que ir.


Hubo necesidad que una corriente democrática, democratizadora la llaman sus actores, encabezada por Lorena Piñón, Edgar Díaz y Marco Del Angel reclamara legalmente su espuria permanencia para que se gestara todo un reclamo político que culminaría con la decisión de Enrique Ochoa Reza de echarlo del PRI estatal.


Fue justamente este cuadro priista el que invocó la temporalidad de la gestión de Amadeo, su ilegal prelación y la abierta violación a los estatutos por sus repetidos liderazgos en el PRI cuando estaba legalmente impedido.


Acaso lo que más preocupó a Ochoa fue el hecho de que él mismo, al autorizar la última reelección de Amadeo, corría el riesgo de perder su liderazgo priista por violación de estatutos al firmar su nombramiento.


“Es urgente el relanzamiento del PRI ante la inviabilidad política del liderazgo de Amadeo Flores”, le insistieron el pasado 6 de enero.


Ochoa convencido les prometió desplazarlo antes de diez días, pero no tuvieron que esperar mucho. Este lunes en horas de la tarde fue removido de manera fulminante.


En paralelo se abrió el abanico priista.


Al colgarse más de diez las medallas del derrocamiento de Amadeo, ahora reclaman el pago de la factura exigiendo la presidencia y el comité directivo para rémoras como Flavino Ríos Alvarado quien se proclama depositario, al igual que el inútil de Carlos Aceves o la multichambas de Erika. Otros en la lista Renato Alarcón, (Américo declinó) y Ricardo Ahued.


El movimiento democrático que logró la caída anunció, sin embargo, un alzamiento partidista en aras de alcanzar el liderazgo. Lorena, Edgar y Marco hicieron público que aspiran a la dirigencia y no permitir que los priistas de siempre se reelijan. 


De hecho, de no llegarse a un acuerdo político que garantice el equilibrio a su partido, iniciarán un movimiento de democratización en aras de alcanzar cinco puntos entre los que destacan:


Convertirse en una oposición real; iniciar una lucha frontal contra la “dinastía familiar” impuesta por el gobernador Miguel Angel Yunes, no quitar el dedo del renglón en la lucha contra la corrupción y no descansar hasta que las autoridades “lleven a la cárcel a los saqueadores del erario público”.


De otra suerte, con los perdedores al frente del PRI no se alcanzarán más de 36 alcaldías para el PRI el próximo cinco de junio. Se producirá asimismo una deserción en masa como la que ya en algún momento adelantó el dirigente campesino Edgar Díaz Fuentes de 10 mil priistas de Chicontepec.


Lo mismo sucederá en Martínez de la Torre con Lorena y en Tontoyuca y Alamo Temapache con la familia Del Angel.


En ciernes esa corriente democrática del PRI ha esbozado la gestación de una asociación política de no llegar a un entendimiento con Ochoa Reza quien impedirá a como dé lugar una fractura priista en Veracruz.


¿Juego simple?


Ni tanto.


Es la disputa por el poder de acuerdo a las condiciones reales en que se mueven los grupos políticos en la lucha por las presidencias municipales, las diputaciones locales, la gubernatura y la presidencial a sucederse en los siguientes 18 meses.


Tiempo al tiempo.  


*Premio Nacional de Periodismo

 
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