Crónicas Urgentes.
Claudia Constantino.
 

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Quién es quién rumbo al PRI
2017-01-19

Hay consenso en que, en las próximas horas, conoceremos el nombre del nuevo dirigente estatal del PRI, de la terna conformada por Erika Ayala, Carlos Aceves y Renato Alarcón. De esta decisión depende, solamente, que las posibilidades de triunfos en las elecciones municipales por venir aumenten o se vayan al caño. Por ser una decisión tan importante les ha costado tanto trabajo a los priistas llegar a un acuerdo; eso se entiende, pero hay más razones.


            En el caso de Erika Ayala, una supondría que, por hecho de ser mujer, contaría con el apoyo instantáneo de medio organismo político pero, por el contrario, más de la mitad de las mujeres priistas, ni otros tantos hombres, no la quieren. Se le acusa de soberbia, de prepotente y hasta de omnipotente, pues como, es sabido, es suplente del senador Héctor Yunes, Secretaria General de la CNOP en Veracruz y Secretaria General del SUITCOBAEV. Nada más.  La que mucho abarca poco aprieta, dicen unos. Lo que sí, es que se prieta mucho, dicen otros, y no se caracteriza por sus dotes negociadoras porque, para empezar, goza de tantas antipatías que es difícil imaginarla dialogando con un buen número de actores políticos importantes de su propio partido, y peor fuera de él.


            También es crucial la imagen que el PRI quiera dar a los veracruzanos en la contienda electoral por venir, y la de Erika Ayala es una cara demasiado identificada con el duartismo, que costó la gubernatura al PRI. Sus principales impulsores son los duartistas Erick Lagos y Jorge Carballo. Por otra parte, se requiere un líder capaz de negociar con las fracciones más radicales del priismo, en tiempo récord, lo que supondría una magnífica relación con la mayoría de los alcaldes y los más importantes grupos de la entidad. No, la senadora suplente no llega a tanto, ni con la ayuda de los que sí. Porque no hay tiempo.


            Por su parte, “el tapado” por muchas semanas, de esta terna, Carlos Aceves, impulsado, primero, por su poderoso y políticamente bien posicionado tío, el dirigente de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), Carlos Aceves del Olmo, y localmente, por el alcalde Américo Zúñiga y el senador Pepe Yunes, quienes habían hecho otras propuestas para distraer la atención, mientras de manera cupular buscaban concretar el acuerdo de darle a Aceves el control del PRI en Veracruz.


            Esta designación evidenciaría que el PRI, continúa con sus reprobables prácticas de las designaciones por dedazo, en vez de tomar en cuenta trayectorias y, sobre todo, lo que es mejor para el PRI en el presente y de manera singular en su futuro. Evidenciaría también que no importa no tener una carrera política sólida, ni capital político suficiente, sino que con un buen “padrino basta”. El trabajo que tendrá que hacer el nuevo dirigente del Comité Directivo Estatal del PRI tiene una importancia coyuntural nunca antes vista. Esta designación debe ser un tiro certero y no un disparo en el pie de este organismo político que viene de perder la gubernatura y no ha alcanzado a levantarse de su debacle.


            A los ojos de los analistas políticos, muchos priistas, y políticos de otras siglas, la mejor carta que podría jugar el PRI, de cara a las elecciones municipales, es Renato Alarcón, el actual delegado del ISSSTE, quien será el único de los tres nominados que, aun perdiendo, ganaría. Si se decidieran por él, tendrían al líder capaz de generar alianzas, sacar prontos acuerdos y alinear a los grupos, que requiere el partido.


            Si no, lo convertirían en el “gran perdedor”, dejando atrás a un presidente del partido más que apocado a su lado. Tras eso, tendrían a un candidato para el municipio de Xalapa, que le daría pelea a Morena y a la alianza PAN-PRD, y que le pondría emoción a una elección en la que, de no ir él, sería para Morena, incluso si postularan a una vaca.


            Pero antes de hacer predicciones, como ante una bola de cristal inexistente, detengámonos en el aquí y el ahora: en función de las habilidades, personalidad e historial político que se requieren para investir a un presidente estatal del PRI en Veracruz, capaz de recoger de la lona al partido y convertirlo en real oposición, sólo Renato Alarcón parece traerlo consigo. El perfil más conveniente es ese. Si las fuerzas políticas priistas optan por otro, el precio que han de pagar será alto y directamente de cara al electorado, quien recibirá el mensaje: “en el PRI seguimos siendo los mismos y decidimos de la misma manera. ¿Votará usted por nosotros?”


 


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