El priismo está desfondado, no pudo digerir la derrota del 2016, no se reagrupó ni definió estrategias para conservar el millón de votos obtenidos por Héctor Yunes Landa. Desde el CEN del PRI desmantelaron la dirigencia estatal y sin pudor alguno se repartieron los restos. A Héctor Yunes le cedieron la dirigencia del CDE del PRI; y en la figura de Renato Alarcón dejaron el vil cascarón en manos de alguien sin poder de decisión. Pero la mayoría de candidaturas a alcaldes, sindicaturas y principales regidurías fueron otorgadas a intereses duartistas y fidelistas que operaron desde el Partido Verde y las diputaciones federales.
El fracaso del PRI en éstas y las próximas elecciones está cantado.
El priismo local y nacional navega con velas dobladas, quebrado y desprestigiado, pero sobre todo sin liderazgos reales o combativos.
Yunes Linares lo sabe, por ello, lo que venga por la vía priista en el próximo año no le quita el sueño.
Lo que le preocupa a Miguel Ángel es el crecimiento acelerado de la marca MORENA en Veracruz.
Por ello el combate frontalmente a López Obrador. Sin embargo, aunque lo araña, no ha podido rasgarlo. Esa es una misión casi imposible dado el hartazgo nacional contra los partidos políticos que ya han gobernado y no han podido resolver los grandes problemas nacionales de pobreza, falta de crecimiento económico, inseguridad, impunidad y falta de empleos.
La alternativa de Miguel Ángel y alrededor de la cual configura su maquiavélico plan junto al PAN y PRD, es la del control político ganando la mayoría de las alcaldías de Veracruz, aclarando que lo maquiavélico de su plan radica en lo quirúrgico, pensado y calculado, y no necesariamente en el tono oscuro del término.
Él, aunque diga lo contrario (¿Alguien lo reconocería?), va por ganar las alcaldías a como dé lugar, su apuesta es aplastar a MORENA y exprimir hasta las últimas gotas la marca maldita llamada Javier Duarte. Los demás ingredientes del pastel ya los tiene, pues en su puño están los órganos de gobierno que procuran justicia, el ORFIS, la Fiscalía, el TSJ, y si algún contrincante político le puede resultar incómodo, tendría formas de apretar sus terminales nerviosas.
Por eso la apuesta de todas las canicas de Miguel Ángel está enfocada en esos tres elementos exógenos que aún le falta controlar: alcaldías, disminución de MORENA y exaltación de la corrupción Duartista.
Incluso en algunos municipios donde ni el PAN ni el PRD tienen fuerza, se sabe que opera para ganar con candidatos petistas, del MC, Nueva Alianza o del PES. Ha reclutado entre sus afines a la mayoría de alcaldes del ex partido AVE que perdió su registro en las pasadas elecciones. Y hasta busca ganar plazas con algunos candidatos infiltrados en el PRI que le resultarían dóciles.
El objetivo es aplastar a los Morenos y amarrar la operación política 2018 a través de municipios urbanos de importancia, incrementando los famosos corredores azules.
Ese es su plan electoral, y no se le puede culpar por planear todo a la perfección. Es, finalmente, la definición del un zoon politikón por excelencia.
Si le sale la jugada casera a Miguel Ángel entonces tendría tiempo de alzar sus miras… y si las circunstancias y los astros se le alinean, hasta podría apuntar a entrar en la puja de los puestos nacionales. |
