Línea Caliente.
Edgar Hernández.
 

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Santos Solís, historias de un reportero
2017-05-18

¡Cierra “Oye Veracruz”, ventana de la libertad de prensa y espejo de la libre expresión de las ideas!


Por siete años, el amigo Santos, se la pasó encerrado viendo el hermoso amanecer jalapeño.


La ojera le creció en la misma proporción al ánimo de ver como en el día a día “Oye Veracruz” se colocaba en la preferencia del capitalino veracruzano siempre tan selectivo, siempre tan elitista, siempre exigiendo lo mejor.


Muy de madrugada el trueno de la rotativa adelantaba el desfile de paquetes de “Oye Veracruz” que desde las cinco de la mañana salía fresquecito de la veloz máquina de acero, creo una micro Goos, que al arranque sacaba diez mil ejemplares… y otros diez mil… y muchos más que iban a los puestos de periódicos, a los motociclistas para entregar a suscriptores, al voceo matutino. 


Así, “Oye Veracruz” a la vuelta de tan solo siete años se colocó como el más puntual, el más agudo, el más leído y el que incomodó a los poderosos de tres sexenios –Fidel. Duarte y Yunes Linares-.


“Oye Veracruz” vivió de su venta hasta que antenoche -16 de mayo para la memoria de las grandes pérdidas- Santos Solís Ríos y su esposa Candi decidieron hacer un alto en el camino.


Los insumos, la nómina, las láminas, los químicos, el ejército de empleados, el papel periódico, la luz… ese todo no los dejó seguir adelante con su digna tarea en favor de la libertad de expresión.


Al gobierno, por supuesto, le valió madre. Como si nunca hubiera existido Oye Veracruz. 


Así fue con Fidel con la prensa incómoda. “Oye Veracruz, el Diario del Golfo de México”, le despertaba sospechas porque decía que era del Cartel del Golfo.


Con Duarte a los periodistas críticos prefería asesinarlos y la prensa no oficial ahogarla en convenios que nunca pagó. A “Oye Veracruz” lo embarcó con el SAT y los impuestos al retener la facturación con la promesa del ya merito pago.


Y con el señor gobernador Miguel Angel Yunes, pues que decir… simplemente nunca volteó a ver y reconocer a “Oye Veracruz”, un periódico libre e independiente, con amplia libertad de criterio y plural. Para la actual administración es un hecho la inexistencia de la prensa veracruzana ¿para qué, si tiene de rodillas a Reforma y Televisa, mediante millonarios contratos, ya que la arrodillada no es gratis.


Así pues ayer en la madrugada del 16 de mayo, Santos Solís paró en seco la rotativa de “Oye Veracruz”, enjugó una furtiva lágrima y se retiró satisfecho de que había muerto en la raya.


Habían sido 25 años –empezó a los 18 cuando vino de su natal Tlalixcoyan- de tarea periodística ininterrumpida, primero en favor del Diario de Xalapa y luego lo suyo, el semanario “Oye Veracruz” para luego entrar a las ligas mayores con el “Oye Veracruz” diario.


Es el mismo “Oye Veracruz” que todas las madrugadas –a las cinco- salía a perifonear a las poblaciones aledañas de Xalapa la guerrera Candi a quien sus clientas le gritaban “¡No vimos la columna de Belín!” o el “¿Qué ya no escribe el místico… no salió su columna?”.


Y ¿Cómo olvidar esas de ocho históricas?


Las que en el día a día dieron cuenta del peor gobierno que ha tenido Veracruz en su historia. Las que con sus encabezados desde muy temprano eran lectura obligada.  Esas fotos de Duarte esposado, la mujer huyendo –ahora anda en Italia-, Bermúdez vestido de naranja en Pacho, Flavino con una risita de miedo cuando fue detenido. La misma última edición de ayer donde se ve a Miguel Angel Yunes con la cara congestionada por la rechifla de los maestros.


“Ha corrido mucha agua bajo el puente, querido Santos?, pregunta el reportero.


“Como no. En esta profesión se entrega la vida. El periodismo te arroba, te mete en un mundo donde nunca sales”.


¿En la síntesis de este tramo de tu vida, con qué te quedas?


“Con las grandes enseñanzas. Trabajé 25 años para don Rubén Pabello Acosta. Era muy demandante. No toleraba errores. El día que me nombró jefe de la sección policiaca del Diario de Xalapa me llamó para decirme que la responsabilidad que me entregaba tenía dos caras, el poder para ejercerlo con responsabilidad y ética, y el no poder para que si te equivocas o corrompes te aplaste como una cucaracha…”


¿En el periodismo no hay tiempo ni para la familia, verdad?


“Tú lo sabes muy bien, amigo. Una vez don Rubén –que tenía una mirada que no le aguantabas- me dijo: Santos, llevas años sin descansar y debes tomar vacaciones. Tómate 15 días; te voy a dar dinero!..”


“Sí señor, le respondí, tras lo cual se dirigió a una pared donde colgaba un cuadro, lo hizo a un lado abrió tamaña caja fuerte, sacó un billete de 50 pesos y me dijo: nos vemos la semana próxima”.


¿?


“Pues me fui a mi casa y le dije a mi esposa, vieja ya no nos vamos de vacaciones ¿Por qué?, me dijo desanimada y yo le mostré los 50 pesos que me había dado don Rubén”.


Hoy Santos Solís Ríos decide hacer una pausa con “Oye Veracruz”. Lo transforma en virtual y de paso aprovecha para conocer Xalapa “en siete años no salí a la calle más que para lo indispensable”. Para reorganizar su vida profesional. Para tomar un vinito con sus amigos y después de pagar sus deudas que rebasan el millón, tomarse unas vacaciones, no con cincuenta pesos, desde luego.


Hoy sí acepta todas las invitaciones.


“Y como no sería así, si todos los días nos veíamos en las páginas de “Oye Veracruz”, con Paco Licona y Atticuss, Quirino, Pepe Ortiz, Bernardo Gutiérrez Parra, Baqueiro, Marco Aguirre, Reyes Isidoro, Alvaro Belín, mi querido compadre Pepe Valencia, Eliseo Tejeda, mi amigo Raymundo Jiménez, Christiani y Javier Roldán… y otros, muchos más se me escapan de momento. Ellos son los que construyeron los muros de Oye Veracruz”.


Este viernes sus amigos periodistas le ofrecerán un desayuno solidario en La Gavia y por lo pronto “Oye Veracruz” queda en pausa. El renacimiento vendrá en breve, después del cinco de junio.


Tiempo a tiempo.


*Premio Nacional de Periodismo



 
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