A dos semanas de la elección de autoridades edilicias en los 212 municipios veracruzanos, la llamada clase política y la ciudadanía transitan por caminos divergentes, sin que se observe punto de encuentro alguno. El corto periodo legal de campaña y la ausencia de propuestas viables de partidos y candidatos, amén del descrédito y desconfianza que merecidamente arrastran, impide un acercamiento real entre aspirantes y electores.
Los medios de comunicación, banda trasmisora lo mismo del mensaje electoral que de la legitimización de la elección, perdidos aún en la resaca postduartista, lejos de cumplir con su misión, trivializan el quehacer político, contribuyendo al distanciamiento entre propósitos y objetivos del poder formal y real y los votantes potenciales; profundizándose el escenario del divorcio anunciado.
La elección del 4 de junio próximo será legal, más no legitimada por una voluntad popular sustentada en la búsqueda del bien común por una ciudadanía participativa, informada y consciente de sus derechos y obligaciones, como se esperaría en una auténtica democracia representativa.
Y es en este marco referencial en el que estando de por medio el futuro económico y social de los veracruzanos, estos deberán optar por elegir entre avanzar por un cambio en forma y contenido que responda a expectativas de progreso y bienestar o seguir por el camino trillado del más de lo mismo sumando eslabones a la cadena de esperanzas frustradas.
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Hojas que se lleva el viento
El Senador José Yunes Zorrilla, encaminando sus esfuerzos hacia su postulación en el 2018 a la gubernatura de Veracruz, confía en que los miles de” priístas honorables” dispuestos a imprimirle una nueva cara al PRI en la entidad contribuyan a la restauración de la hegemonía perdida. Buen intento y loable reconocimiento a la honestidad y buena fe de los sin duda honorables priístas que habiendo cruzado el pantano sin enlodarse el plumaje, aún se cuentan por miles en Veracruz, sin embargo, Pepe Yunes olvida que esos miles fueron insuficientes para frenar el saqueo brutal a manos del duartismo. No pudieron o no quisieron, contribuyendo con su silencio y apática indiferencia a la debacle de un PRI que hoy por hoy acusa total descrédito ante una ciudadanía que ya vive en carne propia la lección del sí se puede.
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La paradoja del momento. En la capital veracruzana lo que queda del priísmo votará a favor del sedicente capitán, Alejandro Montano Guzmán, presuntamente impuesto y respaldado como candidato a la alcaldía xalapeña por el gobernador panista Miguel Ángel Yunes Linares, en el afán por frenar el por ahora imparable ascenso de MORENA, en consonancia con el acuerdo en lo oscurito de Peña Nieto, el PRIAN y el poder fáctico por evitar la instauración en el 2018 del “populismo en México”.
Xalapa, Ver., mayo 24 de 2017
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