Línea Política
Agustin Contreras Stein
 

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El pan de cada día
2017-06-26

VERACRUZ, esta viviendo dos de las más terribles crisis sociales de sus historia. Una, la económica, la otra, sin duda alguna, la más espantosa, que es la generación permanente de la violencia.


Se ha llegado al grado más alto en la descomposición social y hemos tenido noticia de lo más difícil de creer, el que cuatro niños, de apenas cinco o seis años, hayan sido asesinados de manera salvaje.


Ya no hay respeto por la vida, ya no hay respeto por nada.


Veracruz, se hunde, Veracruz, se pierde ante tanta pobreza, pero sobre todo, ante tanta violencia que se ha vuelto, eso sí, el pan de cada día.


La sociedad veracruzana, vive atemorizada, ya no sonríe, como era su costumbre, ya se terminaron las canciones, la alegría de un pueblo que se había identificado ante el mundo, precisamente, por ser alegre y dicharachero. Hoy, es un cementerio, así, literalmente.


Hay muertos por todas partes. La policía, hace lo que puede, porque no tiene la preparación, los medios, las armas sofisticadas ni tampoco los salarios que le puedan asegurar una vida digna a su familia, pues esto, podría ser lo menos que pudiera esperar un servidor público que se enfrente a los grupos organizados de la violencia.


Hay temor, hay miedo. Las familias salen a trabajar, pero siempre esperando regresar a sus hogares sanos y salvos.


Los niños van a la escuela, pero son custodiados diariamente por sus padres, quienes tratan de protegerlos, sabiendo de antemano que la ola de violencia no se puede parar con solamente los deseos, pues ya no hay manera de hacer retornar la calma, más cuando hay impunidad y corrupción.


Las más recientes noticias hablan de por lo menos veinte muertos en un solo día. Sí se acumulan los de la semana, el número crece y el índice violento se dispara ante la mirada pasiva de autoridades, tanto estatales como federales, pues se han quedado pasmados ante el panorama que se vive y no logran coordinar ninguna acción que permita, por lo menos, contener el avance de la delincuencia.


A todo esto hay que añadir los robos, los asaltos a mano armada en plena calle y a la luz del día, el saqueo de las casas habitación, aún en las zonas más privilegiadas. Esto indica un verdadero desastre por todos lados, pues la sola presencia de la delincuencia común que hace y deshace a su antojo, es el más terrible síntoma de que no hay gobierno.


La sociedad, cree y tal parece que así es, que el gobierno ha sido rebasado por la delincuencia. Se ha perdido, en pocas palabras, la gobernabilidad en un Estado, antes pacífico y alegre.


Las familias han tenido que tomar acciones por su propia mano. Es increíble que en una ciudad, como Xalapa, considerada la Atenas Veracruzana, por el grado de cultura que llegó a tener, hoy se vea envuelta en un campo de batalla, donde la propia sociedad ha tenido que entrarle directamente, armándose con palos y hasta piedras para poder enfrentar a los delincuentes.


De esta manera, los vecinos de colonias, fraccionamientos y demás centros de población que rodean a esta capital veracruzana, están realizando las tareas que le corresponden a la policía, es decir, organizándose para hacer rondines por las noches, cuidando, de esta manera, su propio patrimonio, pero sobre todo, a sus familias, que en última instancia, es lo que importa más.


Esa es la situación que se esta viviendo en Veracruz, mientras que las autoridades solo se han vuelto espectadoras de los hechos, pues ni el Estado, ni la federación, han implementado los verdaderos operativos que sirvan para detener la violencia, pues lo más que están haciendo es revisar vehículos, como ha estado sucediendo, pero violando, en muchos de los casos, los propios derechos de los ciudadanos.


Urgen acciones gubernamentales y si es necesario llegar al extremo de decretar la suspensión de garantías en algunas zonas más delicadas o bien en todo el Estado, pues a grandes males, grandes remedios, aunque esto suene grave y extremista.


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Y EL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA, Enrique Peña Nieto, condenó el asesinato de los policías federales, en la ciudad de Cardel.


Claro, que es, sin duda alguna, un hecho que se suma a la gran violencia que se ha desatado en el Estado, pero no dijo nada de la familia abatida en Coatzacoalcos, entre los que se encontraban cuatro niños de escasos cinco o seis años de edad.


No se acordó el Presidente, de condenar los hechos donde han perdido la vida cientos de personas, entre ellos, muchos veracruzanos, que en determinado momento ni siquiera la debían.


No se ha acordado de que Veracruz, también es México.


Si gran parte de los graves problemas que tiene la entidad y sus habitantes, es por la apatía con la cual se ha tomado el caso Veracruz, al cual, ni recursos económicos ni acciones gubernamentales se han implementado para rescatarlo, aún cuando es bien sabido que el pueblo veracruzano, esta sufriendo por los grandes saqueos de personajes políticos, unos detenidos y otros en plena libertad por gozar de fuero constitucional.


Y si a esto hay que añadir la falta de compactibilidad política entre dos instancias de gobierno diferentes por sus siglas partidistas, entonces estaremos ante un panorama todavía peor.


Urge que en este sentido, el sistema político que nos rige, tome sus medidas, dejando atrás las pugnas políticas y que todos los veracruzanos, sean los beneficiados con este entendimiento, pues de otra manera, no hay futuro para Veracruz, ni lo podría haber, en determinado momento, para el propio país en que vivimos.


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ANTE TANTA VIOLENCIA desatada en el Estado, el panorama político, relacionado con el proceso electoral federal y estatal, donde habrá elecciones para definir la sucesión presidencial y la gubernamental de la entidad, en el próximo año, independientemente de los demás puestos de elección popular, se verá seriamente afectado.


Para empezar, los actores políticos que habrán de participar en la próxima contienda, tendrán muchos obstáculos para poder hacen campaña, pues el temor no es solamente de la gente común, sino también de aquellos que sin  meterse en problemas de ninguna clase, hacen política para llegar a los puestos de elección popular.


En los seis meses venideros, no se cree que el Estado, se llegue a pacificar.


Hay muchas circunstancias que lo pueden impedir y eso, definitivamente, pondrá serios problemas para poder organizar y llevar a cabo una elección de grandes dimensiones como la que se espera para el próximo año.


La inseguridad, el hambre, la pobreza y las demás necesidades del pueblo veracruzano, podrían influir en el correcto manejo de las futuras elecciones.


Sin embargo, con muchas esperanzas, se espera que no sea así.


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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.


NUESTRO CORREO: ac_stein58@live.com.mx

 
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