Línea Caliente.
Edgar Hernández.
 

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Pepe, ¡No hay duda!
2017-06-29

¡Rémoras del priismo inundan las redes sociales con fotografías y torpes textos hablando de sus “virtudes” para meterlo en el lodazal del golpeteo mediático!


Luego repetidos trompicones, desatinos, necedades y una total ausencia de experiencia en materia de gobernabilidad, el tablero político veracruzano se reajusta.


En unos cuántos días cambió.


Tomó nuevos derroteros y los vencedores del pasado se convirtieron en  los perdedores del futuro.


Hoy el reto en lo político –porque hablar de la seguridad pública ensombrece e indigna- es el 2018 a la vuelta de la esquina. Un reto donde los actores prácticamente quedaron definidos de cara a una contienda de tercios en donde se borraron las ventajas y la influencia definitoria del partido en el poder.  


El PRI, en primer término, gana luego de todo este rebumbio de criminalidad, desorden financiero y pleitos interminables con Javier Duarte que verdaderamente tienen crispada a la sociedad veracruzana. 


Atrás los morenos se mueven en la discreción velando armas, saben que llevan las de ganar y, ahora sí, tienen dinero… el de las presidencias municipales ganadas el pasado 4 de junio.


Al tricolor, sobre todo al PRI nacional, le queda claro que su candidato es Pepe Yunes y que el camino hacia  el nuevo Veracruz está sustentado en su la honestidad, su propuesta de diálogo, el respeto a la ley y el alto a la corrupción, no en el maquillaje, sino en la realidad.


En Veracruz, todavía lo mencionaba Pepe en reunión con correligionarios hace unos días parafraseando a Pablo Milanés:


“Yo pisaré las calles nuevamente de lo que fue mi tierra ensangrentada y en una plaza liberada me detendré a llorar por los ausentes. Retornarán los libros, las canciones que quemaron las manos asesinas y pagarán su culpa los traidores”.


Hoy en el PRI está por terminar la confusión. 


No hay duda de quién es quién. Tampoco de los movimientos que en breve habrán de sucederse tanto en la estructura como en las responsabilidades.


Ello por más que se quieran debatir en las redes supuestos vínculos de Pepe con los programas “Adelante” y “Prosperidad” de Duarte sucedidos justamente cuando la tarea de Yunes Zorrilla estaba en el Senado de la República guardando sana distancia.


Ello por más que se quiera empujar a Pepe a la definición de que será un candidato independiente cuando públicamente ha dicho que “alcanzará la candidatura y gubernatura al amparo del PRI”


Hoy la Casa Presidencial tiene claro que el enemigo a vencer no es Miguel Angel Yunes Linares, quien ya tiene suficiente con Duarte. El real enemigo es Andrés Manuel López Obrador y por ahí se enfocarán los esfuerzos. Por ahí se dará la batalla final.


Problemas graves, sin embargo, habrán de enfrentarse.


Bien se dice que ser priista en estos tiempos no es fácil. Sus detractores no son pocos, los de casa incluidos a quienes asocian con la corrupción. Les atribuyen el descrédito y la falta de crecimiento.


Cargar la divisa del anquilosado partido no ayuda. 


Por fortuna Pepe no la trae. Es honesto, incorruptible, de moral intachable y verticalidad a prueba de balas. Es un hombre de palabra, a la vieja usanza y no carga con el estigma del duartismo.


No gusta de la confronta, pero no la rehúye. 


Acaso el estilo es el que cambia. No adjetivaciones, no apodos, no insultos, no groserías en público ni privado para atajar al adversario y con una familia unida, en la discreción viviendo y estudiando los hijos en la ciudad de México.


Todo eso ayuda. Todo eso juega en su favor.


Hacerlo candidato a gobernador habrá de representarle al presidente Enrique Peña Nieto una carta de unidad, de sólido rescate de la plaza; de juego democrático en donde eventualmente gane de cara a un panismo desprestigiado, un PRD que empieza a migrar, un Yunes Linares, que solo trae cuatro punto de popularidad del uno al diez.


Habrá que insistir que en ese escenario la lucha de titanes por el poder no será entre Pepe Yunes y el chamaco Miguel Angel Yunes Márquez –desiguales de entrada-, la lucha será entre Peña y el Peje, a quien se buscará atajar a como de lugar, con ayuda incluso de los azules ante una eventual alianza federal PRI-PAN.


Todo con tal de que no llegue Andrés Manuel López Obrador.


Mientras Pepe trae un imparable ritmo de trabajo en Veracruz. Una tarea que no se ve pero se siente en las comunidades desprotegidas a las que ha llevado importante recursos cercanos a los cuatro mil millones de pesos durante su gestión senatorial que cumple cinco años.


Y para el fuego amigo la duda es ¿Qué sucederá?


Pepe, no suda ni se abochorna. Sonríe ante la tosca publicidad “en su favor” a través de las redes cuyo origen se encuentra en un cercanísimo colaborador del pasado perdedor.


Y si es Héctor con quien hay que dialogar así será y así ha sido desde que arrancaron apetitos parecidos. Que si los rucos de la corriente crítica quieren opinar, también bienvenidos, al igual que todos los desertores y desertoras del Héctorismo que ahora que ven la cercanía de la nominación de Pepe, son más pepistas que el Papa ¿O no señora Erika Ayala?


Los Britos, Chanclas, ex presidentes del PRI, políticos del alemanismo, la Fidelidad, Duartistas embozados que levantan en dedo y los ejércitos de desanimados por el papelazo de Miguel Angel Yunes ya empezaron a acercarse.


Pepe, sin duda, habrá de guardarles distancia, pero invariablemente los escuchará. Siempre con el debido respeto, siempre con la divisa de que lo que resiste apoya.


En la propuesta del nuevo Veracruz no habrá más desgarres.


Se regresará al gobierno de seis años una vez que termine el bienio de Miguel y habrá tiempo de recomponer la quiebra técnica que vive Veracruz; también para que se sientan las bases de una seguridad pública real, sin pactos ni alianzas inconfesables.


Irán para fuera y se actuará con todo rigor legal contra los narcopolíticos identificados desde hace tres lustros. Se podrá un alto a la corrupción, al igual que a los moches y las complicidades insanas; se dará autonomía a la Fiscalía General y respetará fielmente al Congreso legislativo.


Con el poder judicial –ya no estará Edel- habrá absoluto respeto y se continuará con el proceso de descentralización y la promoción de los juicios orales.


Es el cambio, el de a devis, que viene.


Tiempo al tiempo.


*Premio Nacional de Periodismo

 
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