CUANDO horas antes se hacían los simulacros en las distintas dependencias gubernamentales y edificios privados, reforzando la cultura de protección civil, en casi todo el país, de pronto, la madre naturaleza nos recuerda, con otro movimiento telúrico, que el diecinueve de septiembre de mil novecientos ochenta y cinco, no debe olvidarse, aún cuando hayan transcurrido treinta y dos años de aquellos acontecimientos que devastaron gran parte de la ciudad de México, y otras ciudades de algunos de los Estados de la República.
Casi, de la misma similitud, el temblor de ayer, se sintió bastante fuerte, con una intensidad de siete punto uno, en la escala de Richter, generando de inmediato, como era de esperarse, el temor fundado de salir dañado por las causas del movimiento de tierra.
Media hora después, comenzó el recuento en los medios de comunicación, con más precisión, llegándose a conocer que la ciudad de México, había sufrido la caída de varios edificios y que, de alguna manera, también, se iniciaba el proceso de rescate de vidas humanas atrapadas en algunas de estas instalaciones, dándose a conocer una primera cifra de daños.
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Nadie esperaba, en verdad, que coincidiera un temblor de esta naturaleza, con el que golpeó intensamente a todos el país, principalmente a la ciudad de México, hace un poco más de tres décadas. Ayer, la tierra volvió a mostrar su poderío alrededor de la una de la tarde con catorce minutos, pues el reporte del sismológico, señaló de inmediato que se trataba de un temblor de seis punto ocho grados, aunque se abría la confusión, porque se daba otro reporte de siete punto uno, lo que más tarde se fue aclarando en el sentido de que se trató de dos temblores distintos, uno, efectivamente, con la intensidad anunciada anteriormente y el otro con la intensidad de los siete punto un grados. Se dice que el epicentro se localizó en una población de Puebla, mientras que el segundo en un punto determinado del Estado de Morelos.
De todos modos, independientemente de la intensidad, el lugar del epicentro, así como la hora en que sucedieron, lo importante es que a partir de ese momento las redes sociales comenzaron a informar sobre los daños causados, debido a que, principalmente, las líneas telefónicas dejaron de funcionar y solamente, por correo hubo algunas comunicaciones.
En la ciudad de Puebla, hubo edificios colapsados, iglesias cuyas torres se cayeron, pero lo más grave es la perdida de vidas humanas, al derrumbarse en el centro de la ciudad, algunos de los edificios de mayor antigüedad.
Pero todo esto, fue el principio, pues a la hora de redactar esta columna, se seguían contabilizando los daños en la ciudad de México, y algunos otros Estados de la República, donde ciudades importantes como Oaxaca, Acapulco, Cuernavaca y otras daban cuenta de los daños ocasionados por este movimiento telúrico.
El Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, tuvo que regresar de inmediato de su viaje por el Estado de Oaxaca, donde evaluaría daños del pasado temblor del siete de septiembre, cuando fue informado de lo que estaba sucediendo en la ciudad de México, dictando de inmediato las primeras instrucciones para contabilizar los daños en todo el país.
En Veracruz, también el Gobernador del Estado, Miguel Ángel Yunes Linares, reportada saldo blanco en toda la entidad, salvo lo que más tarde pudiera aparecer, sobre todo en dañas materiales, porque en relación a vidas humanas, todo parecía normal.
De esta manera, México, vuelve a cimbrarse, verdaderamente, después de treinta y dos años del terremoto de mil novecientos ochenta y cinco, que cambió, propiamente, la vida cotidiana de la ciudad de México, y de todo el país, naciendo, de esta manera, la cultura de la protección civil y destacando, una vez más, la gran solidaridad de todos los mexicanos.
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EN VERACRUZ, TANTO PEPE YUNES Zorrilla, como Héctor Yunes Landa, tendrán que contener las ansias políticas de sus respectivos equipos de trabajo, pues antes se tiene que reconocer que ambos bandos pertenecen a un solo partido, el cual requiere, como lo hemos comentado en diversas ocasiones, tener antes que nada, el principio de unidad política, pues ésta será determinante para el triunfo electoral, sea quien sea el candidato a la gubernatura del Estado, principalmente.
No deben desbordarse los ánimos, pues esta disyuntiva política que se presenta en este momento, podría generar fuertes dolores de cabeza para el propio partido, considerando la situación en que lo han dejado anteriores militantes que encabezaron cargos de elección popular y que dieron paso a sus propios intereses, dejando atrás los verdaderos objetivos del instituto político en cuestión.
No es posible que a estas alturas del proceso electoral, se comience a conocer el desorden político interno, pues tal parece que existen dos partidos dentro de uno y no corrientes políticas que deben marchar juntas en un solo objetivo político que es ganar las elecciones gubernamentales, rescatado el poder tricolor que por no practicar la unidad antes estos procesos, ha perdido, por lo menos dos años de estar ejerciendo el poder político en el Estado de Veracruz.
Son dos bandos, propiamente, que los medios de comunicación comienzan a balconear, como si se tratara de dos partidos en uno, faltando que de buenas a primeras apareciera un dirigente más en el propio mando institucional del tricolor.
Cuidado, mucho cuidado, con este aparente desencuentro político dentro del mismo Partido Revolucionario Institucional, porque ya se esta, propiamente, a la vuelta de la esquina con la decisión política del centro de este partido, para conocer, por el método que se crea conveniente, quién de los dos Senadores de la República, todavía en funciones, deba ser el candidato a la gubernatura del Estado.
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CON LEVES ENFRENTAMIENTOS políticos con la actual administración estatal, Pepe Yunes, conserva, hasta ahora, el mejor perfil para acomodarse como el candidato tricolor a la gubernatura del Estado.
Sin embargo, como se sabe, también hay movimiento en el territorio político de Héctor Yunes Landa, donde el apresuramiento es evidente ante la presencia, fuerte, por cierto, de Pepe Yunes, con rumbo seguro hacia la candidatura, pues bien es cierto y ampliamente conocido, que ésta es, quizá, la última oportunidad del político de Perote, para aspirar, como lo ha aspirando siempre, a conseguir la ansiada candidatura tricolor a la gubernatura del Estado.
Mientras tanto, en la ciudad de México, surgen rumores hasta cierto punto contradictorios, en el sentido de que Pepe Yunes, estaría reservado, sea quien sea el candidato a la Presidencia de la República, a ocupar una posición de alta envestidura, en el caso de que el PRI, siguiera reteniendo la primera posición política del país.
Y no es nada del otro mundo, pero antes que nada, Pepe Yunes, siempre ha demostrado tener bien fundada su aspiración por la gubernatura del Estado, donde la gran mayoría de veracruzanos, cree que sería un buen gobernante.
Por lo que corresponde a Héctor Yunes Landa, de la misma cuadra priista que Pepe Yunes, busca reivindicarse y con todo el derecho que le asiste, pero antes, más que nada, ambos precandidatos, deberán luchar por la unidad política de su partido.
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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
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