NO DEJA de resultar interesante el trabajo del órgano de Fiscalización Superior del Estado de Veracruz, luego de que en la reciente comparecencia del Auditor Lorenzo Antonio Portilla Vázquez, se dieran a conocer, como siempre, una serie de inconsistencias dentro de la administración pública estatal, correspondiente al sexenio pasado, así como de buena parte de los ayuntamientos, que no fueron claros, ni mucho menos precisos en el manejo de los recursos públicos que tuvieron a su cargo, muchos de los cuales no se ejercieron y forman parte, por lo mismo, de desviaciones económicas que suelen ser millonarias.
Mucho se ha dicho de este fenómeno de la corrupción que se ha presentado en casi todas las administraciones, pues no hay ninguna, hasta este momento, dentro del Estado, que pueda decirse que han actuado con plena transparencia.
Portilla Vázquez, quien se ha mantenido en el cargo por todo lo que sabe, ha interpuesto las acusaciones correspondientes, por desvíos de cerca de los treinta mil millones de pesos, una cifra que resulta a todas luces escandalosa, derivada todavía de las auditorías de la cuenta pública del año dos mil dieciséis, a tal grado que ningún veracruzano, por rico que sea, puede imaginarse de la noche a la mañana.
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Así las cosas, el auditor del Orfis, tiene en sus manos los datos que sustentan las acusaciones que hace, de tal manera, que las cárceles de la entidad, no tendrán cabida para tanto maleante de este tipo, sobre todo, porque hay la intención, a través de la fiscalía general del Estado, de apurarse en este sentido, es decir, que en el tiempo que queda a la administración estatal, llamar a cuentas a todos los que formaron parte de la pasada administración y que cayeron en la tentación de llevarse mucho dinero que pertenece, desde luego, a los propios veracruzanos.
Portilla Vázquez, esta obligado, porque a eso se debe su estancia en el ORFIS, de presentar todas las pruebas que sean suficientes para que las autoridades a quienes les compete la persecución de los delitos y de los delincuentes, puedan hacer su trabajo de la menor manera y no volver, otra vez, a los senderos de la incompetencia, presentando acusaciones que más tarde no tendrían sustento y que por lo mismo pondrían en libertad a mucha gente que hoy en día aparece involucrada en los delitos de malversación de fondos públicos y pésimo manejo, para el pueblo, de los recursos económicos que forman parte del erario estatal y municipal.
Aunque se ha cuestionado en varias ocasiones, la permanencia de Portilla Vázquez, en el ORFIS, todo tiene su razón, pues también se considera que es una pieza clave para poder castigar a los malosos del pasado gobierno, tanto a los que estuvieron cerca del Ex gobernador Duarte de Ochoa, como de aquellos que fueron alcaldes o titulares de instancias que son, desde luego, verdaderos entes fiscalizables. Portilla Vázquez, supo guardar bien los secretos, convertidos en datos de suma importancia para los efectos que se requieren en este momento, lo que le ha permitido continuar al frente del importante organismo fiscalizador.
Si la administración yunista, esta dispuesta a llegar hasta el fondo de la olla, como siempre lo ha pretendido, tendrá que seguir manteniendo a Portilla Vázquez, en el ORFIS, desde donde se implementan las estrategias para perseguir, ya en la fiscalía del Estado, a los que se encuentran en la lista negra, que por cierto, se ha ido sacando poco a poco, para no alborotar, en un solo momento, a toda la jicotera.
Y es que los expedientes que se tienen bien guardados en las instalaciones del ORFIS, tienen fuerte olor a tufo, desde el aspecto de la corrupción, hasta lo que concierne a la política, lo que no es precisamente por la humedad característica de la capital del Estado, sino a todo su contenido, que en sí resulta ser una seria descomposición por tanta corrupción que se tiene detectada y que se irá descubriendo conforme a los intereses que procedan.
Por todo lo que representa el ORFIS, tanto sus oficinas como el propio Auditor, estarán, seguramente guardados con mil candados, pues tanto el organismo fiscalizador como su propio titular, son joyas invaluables que no se deben tocar, cuando menos en estos tiempos en que todavía no se define todo, primero, porque son documentos valiosos y segundo, porque el mismo Portilla Vázquez, de tener en la memoria, que por cierto es buena, según se sabe, todos los datos suficientes para encarcelar a mucha gente.
Al final del sexenio, seguramente, ya no habrá que guardar tanto secreto en el ORFIS, pues para entonces, se espera, que todos los documentos probatorios que ahí se tienen, hayan pasado a la información pública o secreta de la propia Fiscalía General del Estado.
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HASTA CUANDO DURARA la libertad del Gobernador del Estado, Miguel Ángel Yunes Linares, para perseguir a los delincuentes del pasado, sean quienes sean, otorgada por el gobierno federal, de acuerdo a sus propias palabras que se han difundido para dejar claro que las acciones que se han llevado a cabo en contra de funcionarios del pasado, corresponden, solamente, al propio Ejecutivo del Estado, y que no hay, por lo tanto restricciones impuestas por el gobierno federal.
Hay que recordar que se encuentra de por medio el proceso electoral, que conlleva, no solamente la elección del nuevo Gobernador del Estado, sino también y parece ser lo más importante en el escenario político nacional, del futuro Presidente de la República.
¿Dejaran que, efectivamente, Yunes Linares, se lleva una buena tajada de este proceso electoral, donde su hijo esta participando activamente para buscar la gubernatura del Estado?
Hasta ahora, las relaciones entre los gobiernos federal y estatal, se han estado manejando como bastante cordiales y con gran apoyo del Presidente de la República, para el gobierno de Veracruz, lo que ha generado varias especulaciones en el sentido de estarse negociando posiciones políticas de gran importancia.
Se trata, por ejemplo, de medirle el agua a los tamales en lo que corresponde al avance político de Morena, ahí donde la misma federación tiene sus propios intereses, toda vez, que no dejaran que por ningún motivo, que López Obrador, llegue a la Presidencia de la República, lo que sería un compromiso con Yunes Linares, a quien se le considera un buen operador político para detener a la llamada amenaza nacional.
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DE ALGUNA MANERA, el Gobernador del Estado, sigue cimbrando a Veracruz, porque ahora, ha declarado que en septiembre, los diputados federales dejaran de tener fuero y que por lo tanto, cuando menos dos de ellos, podrían ser detenidos por los delitos cometidos en el Estado de Veracruz, un poco antes de irse protegidos con el fuero constitucional, a la cámara federal de diputados.
Concretamente se ha venido hablando de Tarek Abdalá, a quien, por mucho tiempo no se pudo desaforar, pero que el tiempo ha transcurrido a favor del Gobierno del Estado, quien ya se encuentra preparado a través de la Fiscalía General, para detener al legislador en los primeros minutos, después de que deje el cargo de representación popular.
Pero las cosas no terminan ahí, sino que se han extendido a otro pájaro de cuenta, como resulta ser Alberto Silva Ramos, a quien, de verdad, le traen muchas ganas en Veracruz, para ponerlo tras las rejas. Ya se verá la suerte que tengan que correr estos dos legisladores a la hora de terminar con sus funciones y por lo tanto de protegerse con el fuero constitucional que tienen.
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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
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