En su discurso Claudia llamó cínicos y abusivos a quienes dañaron al partido. No tuvo los arrestos para decir los adjetivos que se merecen: ladrones, corruptos, sinvergüenzas.
Le faltó llamar a las cosas por su nombre, pero también le faltó decir que ni ella ni la gran mayoría de quienes hoy crucifican a sus compañeros, hicieron nada en su momento.
Nunca los señalaron, nunca los denunciaron, voltearon a otro lado y se hicieron mensos, mientras gobernadores, alcaldes, legisladores y servidores públicos, cometían actos de corrupción que los medios y las redes sociales registraban y denunciaban. O dijeron algo de Rosario Robles o de Lozoya? Nada.
Ni una palabra. Nadie se atrevió entonces ni ahora, que suavizan el lenguaje.
En este momento además tienen la instrucción de no confrontarse con quienes llegan al poder. Pero aún. Si de suyo son una minoría casi testimonial, pues amarrados no serán más que políticos becados, porque ni su voz ni su crítica se harán escuchar.
Mal y de malas. Y después de ver el desarrollo de su consejo político, uno se pregunta si en verdad son o se hacen.
No entendieron? No les queda ni tantita pena? |