¿Cuántos whatsapps ha recibido hoy? ¿Fotos o memes que se burlan de algún personaje público? ¿Le compartieron una nota periodística de un tema que le afecta y quizá no se había enterado? Esto sucede actualmente, a cada rato, en una gran cantidad de teléfonos y otros dispositivos móviles.
Hasta hace pocos años, los beneficios de la rapidez con que se difundía la información en internet estaban reservados a los usuarios de computadoras que tuvieran además conexión a la red. Si bien desde que se popularizó el uso de computadoras no ha dejado de crecer el número de usuarios, el incremento ha sido lento. Según datos de INEGI y el Instituto Federal de Telecomunicaciones, para 2012 había en México 49.4 millones de personas usuarias de una computadora y 46 millones de usuarias de internet; sólo 9.5 millones de hogares contaban con conexión a la red, frente a los 31.4 millones de hogares que reporta el mismo INEGI, en los que viven los 120.4 millones de mexicanos.
El flujo de información dio un giro con la llegada de los teléfonos inteligentes, fenómeno reforzado con la expansión de fabricantes y modelos. Según datos publicados por El Economista, en 2007 siete fabricantes vendían 31 modelos de teléfonos inteligentes en nuestro país, sin embargo, el mercado se expandió con la llegada de nuevos fabricantes, especialmente los chinos, con lo que actualmente se comercializan 109 modelos de teléfonos inteligentes de 14 fabricantes. En 2013 había cien millones de líneas de teléfono celular y para 2014 ya eran 105.2 millones. El crecimiento se acelera cada año, debido a la competencia, las fusiones empresariales para atacar el mercado mexicano, la reducción de precios y las facilidades para adquirir tanto los aparatos como el servicio, con planes que permite una conexión prácticamente permanente.
Las aplicaciones más populares en los teléfonos son Whatsapp, Facebook y Twitter, aunque también van en aumento Instagram y el sistema de navegación GPS, pero hay muchas más, con la ventaja de que los usuarios no necesitan contratar el servicio de internet sino que aprovechan conexiones públicas. Estos recursos han hecho a un lado la necesidad de estar frente a una computadora y, sobre todo, han omitido parcialmente el requisito de que el usuario de internet ingrese a un medio informativo en línea para estar enterado de lo que ocurre en su entorno, pues definitivamente los hábitos no se modifican tan radicalmente sólo por el uso de la tecnología, quienes no leían periódicos impresos tampoco acuden a los digitales. Hoy, la información les llega, no tienen que ir a buscarla.
Con las redes sociales se difunden rápidamente las notas de una manera selectiva. Mucha gente se enteró por estos medios de la recaptura del Chapo Guzmán, antes de haber sintonizado un noticiario. Basta con que un usuario considere una información de interés general o grupal para que la comparta.
La respuesta a los estímulos informativos es diferenciada, de modo que se comparte entre grupos con el mismo interés. La semana anterior hubo cierre de escuelas y oficinas entre agremiados de varios sindicatos magisteriales en Veracruz porque las autoridades estatales no ha entregado a los maestros todas las prestaciones a que tienen derecho, ni siquiera lo advirtió directamente o a través de los sindicatos, lo único que hizo fue cubrir parcialidades o pagar aleatoriamente, en un intento de confundir al gremio o enmascarar la falta de pago, incluso hubo declaraciones públicas de que los pagos ya se habían hecho. No funcionó, los maestros se movilizaron y corrieron por las redes fotos de escuelas y oficinas en paro. Por supuesto que los afectados y quienes se solidarizan con los maestros o rechazan estas acciones del gobierno replican la información con sus contactos. Al segundo día, las autoridades dieron un calendario razonable de pago.
En los mismos días el gobernador del estado envió al congreso local una iniciativa, aprobada rápidamente en el recinto legislativo veracruzano, para proteger la vida desde la concepción. La ley antiaborto. Los grupos de activistas no sólo difundieron la información sino que con ayuda de las redes se organizaron para movilizarse y manifestarse en contra de la medida. Los legisladores no recularon, pero será, sin duda, para las campañas políticas ya muy cercanas.
Del mismo modo se difundió la información de los cadáveres encontrados en la ciudad de Xalapa, cerca de las instalaciones de la Academia de Policía. Las versiones extraoficiales, que los usuarios consideran más creíbles, incluso sólo por su naturaleza extraoficial, como porque fue expresada por una diputada local, señalaban que el hallazgo había sido de 22 personas muertas. Las autoridades reconocieron sólo tres. A esto se han sumado secuestros de jóvenes. La percepción de inseguridad está adquiriendo niveles alarmantes, lo mismo que el reclamo para que las autoridades actúen.
Lo más interesante es que no sólo se difunde información, también se distribuyen opiniones, chistes, comentarios y reflexiones acerca de la información nacional, estatal y local. La gente va formando un criterio propio, donde la parte oficial no suele quedar bien parada. Los datos y los comentarios corren rápido porque se tiene la convicción de que es interés del gobierno ocultar la verdad. Por ello se manifestó muy ampliamente, con chistes a raudales, el escepticismo acerca de la eficiencia policial en la recaptura del Chapo, corroborada por el hecho de que dos personajes de la farándula fueron más hábiles para entrevistarse con él.
Los maestros también comparten las marrullerías oficiales para atrasar sus pagos, hacen memes y chistes porque eso se consume más rápido y fácil. Es una especie de estrategia editorial que funciona eficazmente. Las mujeres buscan, y encuentran, solidaridad a su exigencia de respetar el derecho a decidir y cuestionan que se vote esta iniciativa, siempre polémica, cuando el estado tiene otros problemas severos como la inseguridad o la falta de recursos que el gobierno intenta acallar. Pero no lo logra, al contrario, cada vez que lo hace se magnifica. En este caso específico sólo logró la crítica en dos frentes.
Los usuarios de las nuevas tecnologías de la información están ahora constantemente siendo educados políticamente. Y digo bien, educados, no instruidos, porque con la información variada que le llega hay una educación no estructurada, pero consistente, que actúa a diario. Afortunadamente, entre ese público hay muchos jóvenes que antes vivían en el limbo de la información y totalmente despolitizados. Hoy, no tienen más que revisar su teléfono para ver el último chiste, la nota de un periódico que alguien le manda, el comentario de un analista o de su vecino y lo toma para construir su propia opinión. No está mal en época de elecciones.
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