La incertidumbre por el “qué va a pasar mañana”, viene atormentando a la humanidad desde hace muchos años, tan así, que uno de los procesos para adivinar el futuro, eran los sueños. ¡Claro! No cualquiera los sabía interpretar, y aunque no lo crea, la adivinación o clarividencia se realizaba ¡sin afán de lucro!
El sacrificio de animales (o hasta personas) para exponer sus vísceras, era otro método adivinatorio. Las runas, huesos, caracoles, hasta las cartas, otros instrumentos para ver más allá de lo evidente (dijera León-O, de los Thunder-Cats). Las líneas de la mano, el canto o vuelo de las aves (recuerden: cuando el tecolote canta…), las estrellas y una cantidad increíble de sortilegios, con tal de saber nuestro futuro, fueron empleados.
Hoy, si quiere saber el futuro, sólo tiene que entrar a las redes sociales o a los periódicos…
El periodismo es la nueva versión de la clarividencia y es seguro que en la carrera de Ciencias de la Comunicación se abra en breve (ya estoy adivinando), una materia de “periodimancia”, que permita a las nuevas generaciones de estudiantes, la correcta aplicación de “el bueno es fulano”; “renunciará sutano (sin importar que los cargos de elección popular sean irrenunciables)”; “caerá perengano”.
Para ello, bastará seguir los claros ejemplos de quienes titularon columnas con nombres como “¡Es Pepe!”, “¡Es Silva!”, “¡Es Héctor!”. ¡Ojo! Si se encuentra al mismo autor con un mínimo de dos títulos similares, la UV y su facultad ¡deben contratarlo de inmediato!
Por favor, estudiantes, que no los engañen los viejos (o los nuevos) diciéndoles que el periodismo se concentra en una cosa tan simple como datos, documentos, aderezados con números duros... permítanse creer que todo aquello que se informe, es periodismo. |