El Secretario de Salud, Fernando Benítez Obeso, ya no encuentra cómo zafarse de la que, desde luego, es su gran responsabilidad por la muerte de 7 veracruzanos y de otros 68 que están en peligro de muerte por la influenza. Hasta antes que la Federación lo reconociera, Benítez Obeso negó una y otra vez las muertes por influenza en Veracruz. Hoy el problema es más que preocupante. Aunque Benítez ha dicho que se logró alcanzar las metas de la vacunación, funcionarios menores de salud afirman que no fue así por falta de dinero; medicamentos; promoción masiva de los cuidados; cubre bocas y otros. La influenza se trasmite a través del saludo y la saliva. Es un virus que se contagia de persona a persona. Aun así, jamás se regularon los actos masivos, ni hubo alerta. Para este mal no hay vacuna porque ha mutado; pero tampoco la población le ha dado la seriedad debida, no siempre acude a los Centros de Salud y cuando va, encuentra un pésimo y tardado servicio… ¡Qué dilema! ¿Y los funcionarios federales del IMSS y el ISSSTE, qué hacen?