Mario Ávila, en “La Voz de los Estados” consignó que “en tiempos recientes, las campañas se han construido con base en el fracaso del gobierno en turno, más no en los méritos del candidato. Quiero ilustrar -dijo- los casos de Jaime Rodríguez, Claudia Pavlovich, Miguel Ángel Yunes y Javier Corral, el éxito de estos políticos es la desgracia del gobierno anterior, más no sus propios atributos”.

Esta verdad de perogrullo, por más evidente que sea, pretende ser ignorada. Evidentemente nos encontramos todavía en la etapa de la borrachera electoral y los efectos aletargadores de la inminente transición. Al grito de sí se pudo, el Gobernador Electo sigue esgrimiendo las frases que acompañaron el caer del millón de las boletas electorales, cada voto iba acompañado de la arenga “los que violaron la Ley irán a la cárcel y devolverán lo robado”. 

Para un gobierno normal, los programas gubernamentales serían los estándares, y deberíamos conformarnos con los clásicos programas como “100 días de Grandes Resultados”. Pero para un gobierno de solo dos años no hay espacio para las distracciones. No habría mejora en el nivel de vida de los veracruzanos si dentro de dos años lo único destacable del nuevo gobierno sea el haber llevado a juicio a exfuncionarios.

Se está convirtiendo en un lugar común la explicación de la fórmula que utilizará el PAN para repetir la Gubernatura en el 2018. No es necesario, comentan, ni siquiera que haga obras… no sería necesario que pusiera en orden las finanzas públicas… es más, comentan, ni siquiera sería necesario que se abatan los niveles de inseguridad… le bastaría al PAN, con que cada dos o tres meses, como tiros de precisión, lleve ante los tribunales a algún exfuncionario público. 

El ver la solución de Veracruz bajo esa óptica, es propio de mentes de corto plazo. Los veracruzanos debemos aspirar a más. Debemos aspirar a que nos cumplan en dos años lo que en dos meses de campaña nos prometió en foros y folletos. Los veracruzanos anhelamos el poder abrir un negocio y que éste prospere; soñamos con tener un trabajo digno y bien pagado; deseamos que lleguen los días en que podamos dejar salir a nuestros hijos sin el temor no volverlos a ver; queremos dormir tranquilos por las noches. Ese es el verdadero reto que tiene enfrente el Gobernador Electo, no otro. El que lleve a la cárcel a algunos o éstos devuelvan lo robado, no hará que durmamos tranquilos.

Que si hay o no un Fiscal Anticorrupción, un Fiscal General o un Contralor designado por el actual Congreso, a la inmensa mayoría de los veracruzanos nos resulta intramuscular. Los políticos se han cansado de decir que el próximo Congreso podría removerlos ¡Pues entonces hay que darle vuelta a la hoja y a darle para adelante, que ya en noviembre los próximos diputados se encargarán de hacerlo! 

El propio diputado local Ricardo Ahued comentó que la actual Legislatura es la que debe nombrar al Fiscal Anticorrupción, al no hacerlo estarían siendo omisos ante un mandato de la ley. Ahued  pidió dejar atrás los temas partidistas y que se lleve a cabo un análisis minucioso de los perfiles que aspirarán a dicho cargo y se designe a un representante digno. Y eso es lo que los veracruzanos esperamos, que se dejen de lado las politiquerías y que Veracruz se mueva. Ya habrá tiempo para que el próximo Congreso se preocupe de eso. Como bien lo estableció Miguel Ángel Yunes en la carta que le dirigió a la Presidenta de la Mesa Directiva del Congreso: “Los poderes del Estado serán autónomos”. Es momento que ya, ya, ya, comience a demostrar que respetará esa autonomía. 

A partir del 1 de diciembre el Gobernador Electo, Miguel Ángel Yunes Linares, se convertirá en el Gobernador Constitucional. A partir de ese día comenzará su cuenta regresiva para hacer valer con hechos, lo que ganó en las urnas. Por el bien de Veracruz, ojalá su éxito lo confirme no con la desgracia del gobierno anterior, sino con sus atributos. 

@atticuss1910