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Migrantes centroamericanos varados ‘despiertan del sueño americano’ en Veracruz sin trabajo y sin comida
Por: Agencia Imagen del Golfo
2016-07-19 - 13:37:18 / Xalapa

Veracruz se ha convertido en un punto de alojamiento de los migrantes centroamericanos en su paso por México y rumbo a Estados Unidos. Julio es hondureño, a sus 21 años, la violencia que se vive en ese país debido a pandillas delictivas, lo hizo dejar su casa y a su familia, en busca del sueño americano. Sin embargo, los conflictos para cruzar "al otro lado" lo han hecho refugiarse en Veracruz desde hace 2 años.


“Uno deja a su familia, todo lo que uno ama”, relató Julio. Al lado, un amigo que ha hecho en el camino, originario de El Salvador, recibe de manos de una mujer una ayuda, un traste de unicel. Lo abrió, comió rápidamente unos hotcakes que contenía el recipiente.


Julio y su amigo han estado dos años en el estado de Veracruz. Una larga estación en el camino. Su sueño americano se ha visto interrumpido por la falta de dinero para seguir, por los peligros para los migrantes durante su camino y los problemas para cruzar la frontera. El sueño americano está pendiente, por ahora piden en la calle una moneda o algo de comer, buscan dónde alojarse cada noche.


Originario de la ciudad de San Pedro Sula, habitante del barrio Sunseri, uno de los más pobres y peligrosos de Honduras, a Julio, de ahora 23 años, las pandillas lo obligaron a migrar.


“Yo amo mi país, pero tenemos un gran problema que no se ha podido contener, que son las pandillas, las pandillas reclutan y hay gente que a pesar de la edad joven que tienen, que prácticamente son niños, llegan a ser personas muy peligrosas en las pandillas. Es por eso que yo salí, hay pobreza pero no fue la pobreza lo que me sacó, sino la violencia de las pandillas, como las maras”.


Y es que refiere, “pobreza hay en todos lados. México es un país hermoso, y Veracruz es hermoso y su gente, pero también aquí en su país he visto mucha pobreza, pero a uno el miedo, el temor, lo hace dejar atrás su país, en busca de una mejor oportunidad”.


Se trata de un éxodo de hondureños, debido a la violencia, lo cual ha sido ya también indicado por defensores de derechos humanos.


“Nuestro país, y más la ciudad de San Pedro Sula, es un punto rojo, porque hay muchos barrios peligrosos, y uno como ciudadano allá no se puede meter a todos los barrios”.


En 2014 Julio llegó a Veracruz, y pidió apoyo de las autoridades de migración para estar en calidad de refugiado, pues no ha podido continuar su travesía a Estados Unidos, y tampoco quiere regresar por ahora a su país donde, resalta, lo espera la violencia y la desesperanza de un mejor vida.


“Lastimosamente me toca vivir como migrante, busco trabajo pero no me ayudan dándome trabajo porque piden papeles, tampoco he podido hacer un hogar aquí, estamos solos en este país”.


Julio y algunos migrantes refugiados en Veracruz, sobreviven de la caridad, “con lo que la gente nos regala, un peso, dos pesos. A veces dormimos en algún albergue de caridad, pero sólo nos dan tres noches, así que los demás días buscamos dónde dormir en la calle”.


Pero Julio no se queja, se dice agradecido porque la ropa que trae puesta le ha sido donada en refugios de caridad en Veracruz.


“Estuvimos primero en Oaxaca, luego venimos a Veracruz, aquí a Xalapa, fuimos a Tehuacán Puebla y regresamos a Xalapa, porque aquí es donde más nos han echado la mano”.


Hace casi tres años que Julio no ve a su familia. De vez en cuando habla con ellos, pero los extraña. Tiene la esperanza de un día, pronto, lograr el sueño americano, o lograr hacer su vida en Veracruz.


“Tenemos pensado viajar a Estados Unidos, pero ahorita las cosas están feas en la frontera y también nosotros sabemos cómo están las cosas aquí y está peligroso, queremos ir subiendo e ir haciendo escalas en otros estados, porque también no nos podemos quedar tanto en un lugar, la gente no nos puede dar ayuda siempre… otros no nos creen. Hay quienes nos dicen que porqué no trabajamos, trabajar es lo que queremos, pero no nos dan trabajo por ser centroamericanos. Ojalá nos dieran un permiso para trabajar al menos temporalmente”.


El panorama es complicado, porque no hay trabajo, y ha habido ataques a migrantes, “violaciones, asaltos, secuestros, muertes. Nosotros sabemos lo que pasa aquí en su país”.


Aunque Julio aún viajó en tren a su llegada a territorio mexicano, ahora “la bestia” ya no es una opción para los migrantes. Hay que seguir en autobús o a pie.


“Ahorita ya no se puede viajar en el tren, mismos centroamericanos nos bajan o policías bajan a los migrantes, aunque el tren venga arriado, a punta de pistola. Hubo unos salvadoreños que así bajaron en Córdoba los del IPAX a punta de pistola”.


Lo que ha visto Julio, contó, son amargas experiencias de migrantes, algunos que los han asaltado, otros que los han bajado del tren los policías a punta de pistola, de otros se sabe que fueron violados o secuestrados; y muchos migrantes, ante todas las adversidades, deciden hacer una larga escala en Veracruz, porque el sueño americano los sigue motivando a pesar de todos los peligros, y la violencia los sigue expulsando de su propio país.


“Tenemos que seguir”, sonríe Julio y animoso continúa pidiendo apoyo en las calles de la capital veracruzana, por ahora, porque el camino es largo aún.


       

 
 
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