Los sabios de la política dijeron hoy que para entender la magnitud histórica del posicionamiento personal en contra de una de las iniciativas del Gobernador Javier Duarte de Ochoa, que hicieron ayer en la tribuna del Congreso de Veracruz los diputados RICARDO AHUED BARDAHUIL, GLADIS MERLÍN CASTRO, JESÚS VÁZQUEZ GONZÁLEZ y MÓNICA ROBLES BARAJAS; más que analizar sus palabras o lo que dijeron, habría que entender el cómo lo dijeron y el tono de su voz; la nerviosidad en su hablar; la especie de grito ahogado que a ratos se les quedaba atorado en el pecho quizá por temor o quizá por terror. ¿A quién o qué le temen? Con su posicionamiento no desafiaron una madriza o diez auditorías, sino algo mucho mayor, algo más grande, más atroz. Un monstruo demasiado grande, demasiado desalmado como para que el diputado David Velasco Chedraui mejor cogiera sus maletas y a su familia y haya salido corriendo del Estado con rumbo desconocido. Ese parece ser el drama que vivieron ayer los diputados mencionados. Ojalá que alguien algún día y de alguna manera se los sepa reconocer, pero es un hecho que no es fácil ser diputado y no darle, al menos por una vez; la espalda al pueblo que los elige.