Los sabios de la política dividen opiniones; unos fijaron la mirada en el desaire de ayer en Antón Lizardo, mientras que otros piensan que todo es un entramado muy bien planeado. Si bien el rechazo de Peña a Duarte fue anunciado y mejor aún publicitado, no por ello es forzosamente real. Quizá, dicen, hasta perder Veracruz fue presupuestado por el PRI para mantenerse en Los Pinos. ¿Por qué? Porque lo que al PAN-PRD le quedó en las manos no fue una mina de oro en votos… fue una mina explosiva. Maquiavelo, Tomás Moro, Hobbes y Grocio, sorprendieron al mundo por sus ideas políticas, y no se crea, en el Altiplano hay gente muy maquiavélica. Recuerde que al mes de su gobierno, la euforia por el triunfo del “Bronco” se fue al agua y ahora los bonos de los Independientes está por los suelos. Y a eso le pudieron apostar Los Pinos, a que los panistas se entretuvieran celebrando este hueso roído y seco llamado Veracruz, perdiendo al tiempo la visión del bosque. Desde hoy, los sabios del café dudan que el PAN y el PRD sean capaces de retener el poder en el 2018 en Veracruz. ¿Qué podrá hacer Yunes Linares para vencer las inercias de la corrupción, enderezar la telaraña jurídica, renegociar la deuda, atender a los más atribulados paisanos o ya mínimo meter a la cárcel a Duarte? No son tareas fáciles de conseguir y si no las logra qué pueden prometer para el 2018. ¡Ojo! Peña no se hará Haraquiri arrimándole al PAN grandes inversiones para que a la vuelta de dos años lo venzan en las urnas. Así que se preguntan los sabios, ¿Qué ganó Yunes? ¿Qué ganaron el PAN y el PRD? Sólo un hueso flaco, sin carne y sin tuétano, el cual, por cierto, es probable que se lo hayan dejado al alcance con todo el propósito del mundo.