La discapacidad física, no le ha impedido a Ana Gabriela cumplir parte de sus sueños; estudiar una carrera profesional, ayudar a los niños, tener una pareja, formar una familia y tener su propio hogar.

A sus 21 años y a pocos meses de culminar sus estudios de Psicología en una universidad privada, Ana Gabriela Molina de los Santos trabaja en el Centro de Educación Especial “Ana Karen Gutiérrez”, que fundó la CTM en Villa y da terapias a niños y jóvenes con capacidades diferentes.

Ana Gabriela nació con una enfermedad denominada Amelia Bilateral, que es el faltante de dos miembros superiores o inferiores, por lo que ella nació sin sus brazos, pero eso no ha sido impedimento para que se considere una joven normal.

A falta de brazos, Ana Gabriela ha desarrollado una habilidad sorprendente con sus pies, que le permite usar su computadora, escribir, dibujar, contestar llamadas por celular, maquillarse y maquillar a sus compañeras del Centro de Educación Especial, hacer tareas de su escuela y hasta mandarle WappSApp al novio que vive en Minatitlán.

De hecho son pocas las actividades personales en las que necesita ser asistida por su abuelita con la que vive en la congregación de Villa Allende y quien siempre está al pendiente de ella, al igual que su prima Ana Cristal, que es la directora del Centro de Educación Especial de Villa Allende.

“La discapacidad es dependiente de las personas, de cómo piense uno, yo me siento y me considero una persona normal porque me puedo valer por mí misma, yo puedo hacer cualquier cosa por eso yo no creo en la discapacidad, porque esto sólo está en la mente de las personas, uno puede ser tan capaz como nos lo propongamos”, dice Ana Gabriela.

Ana Gabriela dice que ha aprendido a valerse por sí sola, pues desde pequeña sus papás le enseñaron a no ser dependiente de nadie pese a su discapacidad y las cosas que podía hacer utilizando sus pies como manos, las hacía y no le consentían nada.

“No me quejo de que no tengo mis brazos, es cierto al principio fue difícil y me costó trabajo aceptar mi situación, pero entendí que nací así y esto es lo que me tocó y si no me acepto yo nadie más me va a aceptar, así que me dije, acostúmbrate, porque así vas a vivir toda la vida y aquí estoy”, cuenta Ana Gabriela.

Confiesa que de niña si sufrió pues en la calle todos se le quedaban viendo, la señalaban, murmuraban de ella, fue una parte difícil de su existencia, pero gracias a Dios lo superó y actualmente los tiempos son otros y van cambiando las cosas y ahora hay más apoyo, inclusión, protección, aceptación para personas con capacidades diferentes como ella.

El sueño de Ana Gabriela es titularse como Psicóloga, tener su propio consultorio, casarse, formar una familia y tener hijos.

A Ana Gabriela ni la adversidad a la que se enfrenta día le ha arrebatado sus sueños de ser alguien en la vida.

El de ella es un claro ejemplo de superación y de no dejarse vencer por nada ni por nadie.

Si ella puede, ¿por qué nosotros no?.