Podrán decir misa, pero ser periodista en Veracruz es altamente peligroso. Me atrevería a decir que en este momento, en el estado, ni la posición de Gobernador sería más estresante que la de informar u opinar a través de los medios de comunicación, incluyendo las redes sociales.
Amenazado o no, el ambiente hostil se respira para los amantes del oficio. No se necesita haber sido amedrentado, advertido o señalado, para sentir la peligrosidad de escribir o editorializar sobre lo que quizá sería prohibitivo en el estado.
En Veracruz, la peor mordaza está en la autocensura que vive el periodismo informativo y opinativo. El problema es tal y el temor tanto, más aún ante los cuando menos 16 periodistas fallecidos en los últimos tiempos por diversas circunstancias, que el gremio estatal podría caer en un lamentable adoctrinamiento silencioso, ese que muchos niegan, pero lo aplican a diario.
No están alejados o en un error, de ninguna manera, los organismos internacionales al decir que Veracruz es el lugar más peligroso en México para ejercer periodismo. Los números lo respaldan y las plumas lo reflejan. Norte, centro o sur, no hay distinción, el aire y el dióxido de carbono se comparten.
Veracruz es zona de guerra sin ser una tierra que se disputen dos o mas países. Los indicadores manejan que un periodista corre el mismo riesgo aquí que en áreas donde existe fuego cruzado real. Hay Universidades en el estado que han decrecido su matrícula en Ciencias de la Comunicación hasta en un 40%, de ese tamaño es el problema. |