En los cafés se habló esta mañana de la difícil situación por la que atraviesan muchos de los líderes del sindicalismo en Veracruz. Líderes que las bases ya no reconocen por lo triste de su desempeño y por la falta de transparencia con la que han manejado los recursos. Precisamente ahora que la Ley obliga a los líderes a transparentar sus finanzas, es que las bases se organizan para exigírselas con lo que están seguros poder ajustarles cuentas. Y es que en muchos de ellos ya no creen, sobre todo en los que los representan ante las instancias de pensiones y jubilaciones por coludirse con funcionarios del Gobierno del Estado y permitieron un quebranto -tan solo en el ejercicio 2015- de casi 3 mil millones de pesos. Muchos sindicalizados comentan en los cafés que están molestos con líderes viejos o viejos líderes, y que están listos para aliarse con el nuevo gobernador Miguel Ángel Yunes Linares y ajustarles cuentas dentro de la ley. ¡Ah caray!… la cosa se pone color de hormiga. Canillazos para los dirigentes sindicales que también pensaron que tendrían el control eterno, y lecheros para los empleados que ya no están dispuestos a seguir bajo la batuta de aquellos.