En los cafés, los sabios de la política dicen que el senador Héctor Yunes, anda obsesionado con volver a ser el candidato del PRI en el 2018. Se siente la novia, el ahijado, la  quinceañera y muerto en fiestas o velorios, se aparece como la luz mala y lo grita a los cuatro vientos, con tal seguridad que se olvida que el partido es el que postula y no los deseos, por muy legítimos que sean, de una persona en particular, por muy senador que sea. Para los sabios de la política que beben café a lo bruto, HYL está  haciendo un mal cálculo. A muchos no se les olvida la mala experiencia con él la campaña pasada. A muchos no se les olvida que se rodeó de duartistas y fidelistas de pésima y dudosa reputación. En el PRI no solo él la quiere, ni sólo él o Pepe Yunes existen. Además, falta ver en qué termina el escándalo Duarte, qué papel hace Miguel Ángel Yunes Linares; qué jugada trae entre manos Manlio Fabio Beltrones. Falta ver cómo sale el PRI en el Estado de México, donde podría morder el polvo; pero sobre todo, falta ver quién del Gabinete peñista toma la batuta para el 2018 y que el PRI no sufra una derrota escandalosa en el 2017 de cuya derrota ese partido quedaría convertido en un triste membrete. Faltan muchas circunstancias y parece ser que HYL no lo ve o no lo quiere ver.  Canillazos para los “cuates” de Héctor que no le advierten eso…