La incontrolable corrupción en el gobierno de Javier Duarte de Ochoa y la complicidad de sus colaboradores que “no se enteraron” cómo se desviaban impunemente los recursos federales de los municipios, ha dado origen a hechos duros como la toma del Palacio de Gobierno y la Casa Veracruz por alcaldes del PAN y PRD; o a las acciones de presión de hoy jueves como la liberación del pago en casetas de cobro federales; el rompimiento de la válvula de la tubería que surte de agua a casi medio millón de habitantes de 3 municipios del Sur de Veracruz en Yuribia; o la inusitada marcha que sobre el Paseo de la Reforma en la CDMX realizaron alcaldes del PRI y otros partidos, liderados por el alcalde de Xalapa, Américo Zúñiga Martínez. Todas esas acciones son una muestra irrefutable del grado de descomposición política en el Estado. Veracruz está pendiente y en vilo por lo que decida la Federación luego de las reuniones de Miguel Ángel Osorio Chong con el gobernador electo Miguel Ángel Yunes Linares, de las gestiones del gobernador Flavino Ríos Alvarado en la SHCP, y de los resultados de los alcaldes de Veracruz en el Senado y en Gobernación. Una cosa es un hecho, la solución no está aquí en la ‘República Jarocha’, está en el Altiplano.