Como bien dice la conseja popular, “no hay tiempo que no se cumpla ni plazo que no se venza”. A Flavino Ríos lo que lo está matando es el tiempo, una singular sensación de ganas de tener más y al mismo tiempo de que ya se acabe. ¿Qué logró haciendo el que la Virgen la hablaba con la citación de Gómez Pelegrín ante el Congreso? Sólo tiempo. El Gobernador supo que los diputados citaron a comparecer hoy por la tarde a su Secretario de Finanzas, lo reconoció en entrevistas, sólo que como no le pudieron notificar “oficialmente”, prefirió hacerse el occiso. Tarde o temprano Gómez Pelegrín y todos los demás titulares tendrán que ir a comparecer. No habrá que esperar mucho, a partir de la siguiente semana irán al paredón ante un Congreso hostil. Pelegrín se hará acreedor a una sanción jurídica por dejar “plantados” a los diputados, pero es lo que menos le importa. ¿Un extrañamiento? Pelegrín se ríe. ¿Una sanción administrativa? Pelegrín se ríe. ¿Una inhabilitación? Pelegrín se ríe... Tiempo. Eso fue lo que le faltó a Flavino.