La titular de la SEFIPLAN, Clementina Guerrero, negó categóricamente que la dependencia a su cargo haya elaborado el oficio donde supuestamente se anunció la suspensión de pagos para trabajadores de confianza. Mencionó que el documento es apócrifo y lamentó que la acción de una persona haya provocado preocupación y enojo entre los empleados al circular de manera irresponsable en las redes sociales. Sin embargo, lo cierto es que este 15 de noviembre los trabajadores de confianza no recibieron su pago. Hablar de trabajadores de “confianza” históricamente ha sido sinónimo de un trabajador que todo lo “aguanta”, que tiene que agachar la cara cuando le piden trabajar los fines de semana, horas extras, sin prestaciones hipotecarias, con un triste Seguro Facultativo en el IMSS, que los usan para campañas políticas, que ven cómo sus sueldos son “repartidos” por órdenes superiores, que no todos perciben sueldos honorables… en suma, una clase lastimada y que se ofende por sistema. Este sector laboral casi nunca protesta, no alza la voz, no se puede quejar, no bloquea calles, no se pone en huelga, no se va a brazos caídos, no hace nada por una simple razón: TEMOR a ser despedido. Ahora, con la amenaza latente de sufrir una “reingeniería” a partir de diciembre, ¡Aguas! En una de esas hasta ese sector por fin levantará la voz y exigirá la dignidad que sistemáticamente han maltratado.