Fidel Castro, no será uno de los hombres de gloria póstuma, como ocurre a menudo con personajes de fama que necesitan morir para recibir aureolas. Él como Jean Baptiste Oudry, “el pintor de animales”, recibió en vida el reconocimiento mundial, transgeneracional y honores todos. Su obra no será conocida al irse, pues ha sido suficientemente expuesta, ha estado y seguirá viva por todo el mundo. El controvertido Fidel, estuvo y estará en boca de admiradores y detractores. Hoy, como es natural, se habla de él por su muerte; se ha puesto el punto final que faltaba para ser recordado como alguien especial entre los humanos. Adios Fidel.