Calaron durísimo los señalamientos del sacerdote Alejandro Solalinde durante su visita a Veracruz, sobre todo en los que acusó que la jerarquía eclesiástica de los obispados de Córdoba y Orizaba estaban al tanto de la ubicación de las fosas clandestinas de esa región y a pesar de ello, guardaron silencio. 

Pues ya hubo respuesta. El vocero de la diócesis de Orizaba, Helkyn Enríquez Báex, le pidió a Solalinde no generalizar en sus señalamientos y lo acusó de “desconocimiento de la realidad”. 

A su vez, el obispo de Córdoba y principal señalado por Solalinde, Eduardo Patiño, convocó a rueda de prensa para señalar que lo expresado por el clérigo es un “juicio sumario para condenar mediáticamente” y que su postura es “maniquea y simplista”, pues sólo acepta como válidos los esfuerzos en los que se trabaja a su estilo, “como si sólo unos fueran los buenos y valientes, mientras los demás serían los malos, mediocres, además de cobardes o incluso cómplices”. 

Se puso bueno el agarrón “celestial”.