El tercer video publicado por El Universal es demoledor para Eva Cadena, pero es una tabla de salvación para Andrés Manuel López Obrador.

A Eva le han puesto tanto aceite en la resbaladilla que será imposible detener su caída. Cada uno de los tres videos expuestos hasta el momento ha sido milimétrico en el timing… aunque con el tercer video, sin quererlo, le han dado la salida perfecta a MORENA y López Obrador.

Lo que se exhibe en este tercer (y seguramente no último video) es a una diputada recibiendo dinero por su actuación legislativa, por monetizar la ley, una conducta delictiva que es vox populi por ser tan difícil de comprobar.

Álvaro Obregón, último caudillo de la Revolución Mexicana, lo dijo claramente: Nadie soporta un cañonazo de 50 mil pesos. Esos millonarios cañonazos no los inventó de la nada, son narraciones del actuar legislativo que se sabe persisten. 

Así se negocian las leyes, así ha sido desde los albores de nuestra historia y así -desafortunadamente- seguirá siendo por más que los diputados hoy se den golpes de pecho y hagan leña del árbol caído.

Este tercer video va contra la esencia misma de parlamentarismo y exige una reflexión más profunda. Lo que pidió Eva Cadena no fue dinero para López Obrador, no fue dinero para campañas, ni fue dinero del pago de compromisos, fue dinero sucio para privilegiar a unos cuantos dañando a la mayoría de los veracruzanos. Fue una sucia prueba de cómo se corrompen las leyes y cómo el votar tiene un precio en México.

Siempre se ha sabido: los dictámenes se discuten previo acuerdo económico; los presupuestos anuales se regatean a cambio de obras y servicios que los propios diputados venden como favores especiales; los escaños legislativos están a la venta y son la oportunidad perfecta para desatar la voracidad de las personas, pues muy pocas y honrosas excepciones pasan por los pasillos legislativos.

Eva Cadena se exhibió como lo que es, una depredadora que lo mismo aceptó dinero para campañas, que millones a cambio de su voto en comisiones y en el Pleno Legislativo.

MORENA tiene al chivo expiatorio perfecto. Ya puede decir con soltura y sin temor a equivocarse que Eva no recibió dinero alguno para Andrés Manuel; que Eva lo recibió porque así es ella, porque es corrupta y se creyó impune, porque se coló como ladrona entre las filas “níveas” del Morenismo, y porque sin recato aprendió a estirar la mano para recibir los fajos de billetes. Es más, podrán insistir aún con mayor vehemencia y credibilidad el que quizá nunca pensó en entregar ningún dinero a MORENA y mucho menos al Peje.

A Eva le cargarán todo el peso de la ley. Está sola y nadie saldrá a defenderla. Está acabada. La FEPADE, la Fiscalía, sus propios compañeros diputados quieren ver correr sangre en los pasillos del Congreso. 

Pero la mirada debe estar más allá de Eva. Hoy se comprueba que los votos cuestan, y que un voto a favor cuesta millones de pesos, pero ¡Oh sorpresa! Que también un voto en contra cuesta millones.

Los anteriores diputados fueron cómplices de Javier Duarte en el saqueo de Veracruz. Pero la duda razonable nace no solo alrededor de los ex diputados priistas, sino también de los diputados panistas y perredistas. 

Eva nos abrió los ojos. Votar en contra también es negocio, y es un negocio que se ejerce y que enriquece.

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