SE VAN llegando los tiempos de hacer un poco de memoria.

Y si de eso se trata, habremos de traer al presente que hace un poco más de un año, dentro del PRI, se manejaban solamente dos nombres para la candidatura a la gubernatura del Estado. Uno era el de Pepe Yunes y el otro correspondía a Héctor Yunes Landa.

Ambos buscaban la oportunidad de ser el candidato oficial tricolor para la contienda del cinco de junio del año pasado.

Hubo, para los efectos, cónclaves entre dirigentes estatales y nacionales, con la finalidad de establecer los acuerdos necesarios a fin de que uno de los dos fuera el candidato a la gubernatura de dos años, sin romper con la unidad política hacia el interior del partido.

Se trataba de llevar a la elección gubernamental, a un hombre que tuviera, para ese entonces, la mejor posición entre la militancia y el electorado.

Sin embargo, aún cuando Pepe Yunes, tenía el mejor consenso y la mayoría entre los que deciden e incluso, entre la propia militancia, se sabe que respetuosamente declinó y permitió que Héctor Yunes Landa, fuera el candidato, pues además, hubo quien opinaba que Yunes Landa, era el idóneo para enfrentar al candidato de la coalición, por ser un hombre de carácter fuerte.

Todo eso pasó, pero al mismo tiempo, se formuló el acuerdo entre todos los actores políticos que fueron parte de la decisión, así como del mismo Héctor Yunes Landa, que integrarían, los dos Senadores, un proyecto político de ocho años, es decir, que Héctor sería el candidato de dos años y Pepe Yunes, para los seis años restantes.

Así se dio a conocer ampliamente, de tal manera, que hubo acuerdo entre los priistas, tanto de aquellos que se encontraban en la cúpula del poder político nacional, como de la militancia veracruzana, que vio con buenos ojos este acuerdo y el proyecto mencionado, pues de esa manera, se mantendría el PRI, por ocho años más en el poder.

Pero vino la debacle política, generada, en gran parte, por uno de los gobernantes más despreciables que existen en Veracruz, cuyo poder político lo enloqueció a tal grado de que no tan solo robó los recursos de la patria chica, sino también le dio el golpe más dura a su propio partido, es decir, la organización política que lo llevó al poder.

Este hombre fue Javier Duarte de Ochoa, quien traicionó a su partido, a la militancia, a los veracruzanos en general, de tal manera, que el proyecto político de los dos Senadores de la República, se vio truncado con la victoria de la coalición PAN-PRD, que llevaba a uno de los ex priistas más connotados en Veracruz, es decir, Miguel Ángel Yunes Linares, culminando de esta manera, todas las perspectivas política de los priistas.

Pero, de los acuerdos políticos en el interior del PRI, no se volvió a hablar, hasta ahora en que nuevamente se presenta la oportunidad de que el tricolor, pueda recuperar este importante espacio que es la gubernatura del Estado.

Solo que, extrañamente, la disciplina política se rompe, los acuerdos dejan de ser respetados y desde hace algunos meses, Héctor Yunes Landa, insiste en volver a buscar la candidatura del PRI, a la gubernatura del Estado, dejando, unilateralmente, sin efectos del acuerdo aprobado, no firmado, pero formulado entre caballeros y como testigos los propios dirigentes priistas.

Se ha llegado el momento en que Héctor Yunes Landa, ha salido de nueva cuenta al escenario político estatal y nacional, afirmando que buscará la candidatura de su partido a la gubernatura del Estado, sin tomar en cuenta que hay un acuerdo de por medio para que Pepe Yunes, sea ahora el que vaya a buscar el rescate político del PRI.

Pepe Yunes, por lo pronto, también ha dicho que esta vez, sí buscará la candidatura y se cree que no habrá obstáculo que lo detenga.

Pero ante este nuevo panorama, solo surge la pregunta: ¿Será una estrategia política, traición, o simplemente, la palabra de hombre, ya no existe?.

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