En los cafés del Puerto de Veracruz, comentan el caso de Pascual Lagunes, líder sindical en Tamsa, quien el domingo fue trasladado del “Penalito” al Hospital General, para recibir una atención a cuerpo de rey. 

Pascual fue internado en la zona VIP, con acceso a toda su familia bajo una atención que no le dan ni a Obama. 

Extraño que los agremiados de Pascual, levantaron el campamento que mantenían frente al Penalito y los lesionados fueron llamados para repararles el daño. 

En el café hay dos hipótesis, la perversa y la inocente.

La perversa: que Pascual efectivamente pactó purgar su condena en reclusión domiciliaria.

La inocente: que Pascual está muy grave y los galenos luchan por su vida. 

Por el hermetismo, los bebedores de café no adelantan vísperas, pero dicen que el caso huele a “concertacesión”, pues es la costumbre del pragmatismo político que por lo regular se paga con la moneda del control político. 

Canillazos para los pactos, para las “concertacesiones” y para el control político.