En compañía de mi Pablito juimos a Xalapa a meter un proyecto productivo en el Programa de concurrencia en un CADER, para sembrar chile .

Nos atendió personal de la SEDARPA que nos pidió que hiciéramos una filota retelarga, pero mi’jito y yo nos formamos porque es más grande el hambre y la esperanza de recibir un apoyo de este nuevo gobierno que prometió cambiar las cosas.

Pero mi sonrisa se borró cuando presentamos la documentación que nos había cobrado 9,000 pesotes un técnico especializado y los que empezaron muy amables terminaron retegroseros sintiéndose los señores amos.

De nada valió que le dijera punto por punto cómo, dónde, con quién sembraría mis chilitos y a quien se lo vendería. Mejor me hubieran pegado una pescozada, que no me hubiera dolido tanto como la actitud de perdonavidas y feudal que toman esos siñores.

Terminé por regresarme al pueblo con Pablito, mentando madres porque el nuevo dueño de la SEDARPA en lugar de simplificar las cosas para nosotros los indios no las ponen más difíciles.