En las orillas de una playa de Veracruz los hombres vestidos de azul o beige corrían hacia el agua, llevaban consigo redes y mangueras, la instrucción era contener el derrame de hidrocarburos ocurrido cerca de las costas jarochas.

Las calles del bulevar fueron cerradas por seguridad y los turistas observaban de lejos, asombrados ante la movilización se preguntaban que era lo que ocurría en esas playas en las que habían planeado disfrutar sus vacaciones.

Un niño como de siete años, con liguero sobrepeso y un short azul se acercó a uno de los marinos, "¿Para que es todo eso?" Preguntó el pequeño, el cual recibió un seco "es un simulacro", como respuesta, para después salir corriendo a alcanzar a sus papás.

En el despliegue también participaron, además de la Secretaría de Marina, elementos de Petróleos Mexicanos, Protección Civil, Secretaría de Seguridad Pública y la de Medio Ambiente, entre algunos otros.

La sociedad civil también se involucró y algunos voluntarios y empleados del acuario de Veracruz participaron en la práctica para saber cómo trabajar con especies cubiertas por hidrocarburos.

Para algunos de los que participaron en el simulacro la desorganización se hizo evidente, muchos de los operativos no sabían que les tocaba hacer a pesar de que habían sido alertados del simulacro desde hace una semana.

Uno de los encargados del tema medioambiental señaló con disgusto que la Semar busca ejercer un control totalitario en este tipo de operativos, cuando existen dependencias que tienen mayor conocimiento para trabajar estás emergencias.

Asimismo un empleado del acuario señalaba a sus pupilos que el lugar donde se encontraban no era el idóneo para hacer la limpieza de las especies, sin embargo ahí era donde les habían dicho que tenían que trabajar durante el simulacro.

Al final, no hubo derrame, afortunadamente todo era una práctica que en teoría permitirá a los cuerpos de seguridad y emergencias responder de manera adecuada a una situación real.