Si la sola suposición de que Ricardo Ahued Bardauil podría ser el candidato de MORENA en el 2018 puso a temblar a más de cuatro en Veracruz, ¡Imagínese si lo fuera!

Ahued, aunque sea sin haberlo querido, ¡Acalambró! 

Tan acalambró que de inmediato el fin de semana muchos se le echaron encima -sobre todo los priistas- y minimizaron la posibilidad y hasta pidieron su expulsión al dirigente estatal del PRI, Renato Alarcón, y a Carlos Brito, presidente de la Comisión de Procesos Internos del CDE del PRI.

Por cierto, desinformados quienes pidieron su expulsión, pues demasiado conocido es que Ahued no está afiliado al PRI e inclusive cuando fue diputado federal, diputado local, y como alcalde, se condujo ajeno a las líneas políticas priistas cuando en ellas consideró que se perjudicaba al pueblo. 

Es más, cada vez que Ricardo, en congruencia con sus compromisos políticos se opuso a las iniciativas y dislates de gobierno de Javier Duarte, no pocos priistas se lo querían comer vivo, pedían su expulsión de la bancada y querían quemarlo en leña verde.

Sin embargo, es curioso que en las redes sociales cada vez que se suben notas de Ricardo Ahued, no son pocos los que escriben comentarios positivos de su persona y dicen estar dispuestos a votar por él.

Así que imagínese lo que sucedería si al final del camino se llegara a conocer una postulación por MORENA.

Desde luego que el tema Ahued ha estado muy movido en columnas y comentarios de radio, y no han faltado quienes niegan que pueda tener jale en todo el Estado y consideran que su capital político es local, si acaso regional, pero hasta ahí.

Lo cierto es que en este caso quizá no podría ser esa la medida, ya que se estaría combinando la marca MORENA y el nombre Ahued.

Marca y nombre se convertirían de inmediato en una opción viable, de combate y de temer.

Pero, ¿Por qué Ricardo lo niega cuando se le pregunta? Bueno, porque es natural.

La próxima elección estatal será un albur para todos los partidos. Nadie la tiene segura. Saque cuentas:

1. El PRI tiene el poder de Presidencia y tendrá un candidato como Pepe Yunes o Héctor Yunes, quienes han trabajado la plaza como nadie.


2. El PAN-PRD cuenta con el poder y control político de Palacio. Mantienen en un puño a los diputados federales y locales del PRI para que al menos no metan las manos en el proceso. Tienen amarrados a los alcaldes salientes y ganaron la mayoría de las alcaldías. Y por cierto, aunque lo nieguen, están acumulando el dinero a manos llenas para ocuparlo en la elección del 2018.


3. Movimiento Ciudadano ya postuló en solitario a Armando Méndez de la Luz en 2016, a este paso o se une al Frente Amplio o volverá a ir solo.


4. Y MORENA potencia el efecto López Obrador, que trae prendida a la raza que por doquier grita que lo quieren ver en Los Pinos. 


5. Cualquier escenario se moverá con la conformación de las alianzas.

La verdad es un albur, nadie puede decir que tiene la próxima elección ganada. 

Ricardo Ahued debe querer ser el próximo gobernador, ¿quién no? Pero es mesurado y congruente con sus posibilidades, por eso no habla, por eso paró en seco la versión del sábado pasado que en primera instancia cabeceó que se pasaba a MORENA.

Si Ricardo fuera un acelerado ya estaría tirando dinero para promocionarse por debajo del agua.

En fin, que quizá Ricardo no sea el candidato a la gubernatura por MORENA, vaya, capaz que no es candidato ni a Senador, ni a diputado, ni a jefe de manzana por MORENA en el 2018, cosa que queda a partir de ahora solo como posibilidad.

Pero lo que sí es un hecho es que no será candidato del PRI a cargo de elección popular alguno, y eso es lo que más le debe estar doliendo a los priistas que sí conocen de política y no se conforman con las chabacanerías del Sí porque sí o No porque no.