En pleno siglo XXI y a pesar de que lo recién sucedió en San Lázaro fue visto y seguido paso a paso en redes sociales y todos los medios habidos y por haber, los priistas pretendieron vender la idea de que nadie ganó, de que no hubo parálisis legislativa.  

Pero claro que hubo ganador y ese fue Ricardo Anaya, el jovencito en la política que demostró tener agallas y con el contraataque exhibió el tamal futurista de Los Pinos. 

Si bien es cierto que Anaya no lo hizo solo, no por ello fue menos valioso, ya que a pesar de las acusaciones de corrupción familiar, la 

Cúpula azul -sin contar los calderonistas- lo apoyó. 

Lo sorprendente fue que en medio de la crisis, amarró el Frente Amplio Democrático con el PRD y Movimiento Ciudadano, por lo que su operación fue aún más meritoria.

Lo que dijeron al aire César Camacho Quiróz y Emilio Gamboa, sonaron a palabras huecas, bobas e impotentes. 

De que Anaya los hizo añicos a pocos les queda duda.