SIN DESECHAR todo lo bueno y aceptable que tiene entre sus filas, el Partido Revolucionario Institucional, debe renovarse.

Por años, esta organización ha sido secuestrada por una clase política que lo ha explotado permanentemente para resolver sus problemas particulares y de grupo, sin dejar que, como se ha dicho constantemente, la cola avance.

Y es cierto, pues todavía, en la actualidad, nos damos cuenta que muchos de sus militantes, que ya vivieron sus mejores años dentro del partido, que a costa de él se han hecho ricos y que han tenido poder suficiente para hacer lo que les venga en gana, todavía están ahí, estorbando, propiamente, a las nuevas generaciones de políticos que quieren destacar, que quieren trabajar para fortalecerlo y que siga siendo, como en el pasado, el partido de las mayorías.

Estos personajes, a los cuales bien les puede acomodar el mote de cartuchos quemados, no hacen más que seguir manteniéndose pegados al presupuesto que tiene el partido, para seguir sangrándolo, cuando en realidad, deberían mantenerse al margen para dejar que los demás hagan su trabajo.

Pero no, todavía, se atreven a alzar la mano para competir por una candidatura, cuando en realidad, existen jóvenes que no han tenido la oportunidad y que siguen haciendo talacha política para que en alguna ocasión se les tome en cuenta.

Es así que muchos han preferido irse a otras siglas para buscar mejores oportunidades políticas, dejando al PRI en manos de quienes por décadas se han servido de él.

Así, en lugar de fortalecerse, el partido político más avanzado por sus programas y proyectos, por sus propios lineamientos políticos y por la calidad de su militancia, se va quedando atrás, consumiéndose permanentemente por la ambición política de unos cuantos.

Por eso, el Partido Revolucionario Institucional, debe renovarse, para dar paso a las nuevas generaciones y a quienes, por años, también, han esperado una oportunidad de competir bajo sus siglas políticas.

El PRI, debe volver a ser el partido de los jóvenes y de aquellos militantes que demuestren plenamente que tienen interés en salvarlo del hoyo en que se encuentra. La experiencia cuenta y hay que aprovecharla, pero no para impedir que el partido avance, sino para que resurja ahora que pocos ciudadanos le tienen confianza.

Es necesario pues, que nuevos dirigentes, como el mismo Renato Alarcón Guevara, que dirige actualmente al partido, en el Estado, vengan a reforzar las filas de esta organización política, ya que de no ser así, es posible que siga hacia abajo y no tenga, en el futuro, posibilidades de recuperarse.

Es tiempo de limpia, pero no solamente de aquellos que le han hecho mal, de los que no tienen otro interés político que servirse de sus siglas, sino también, de aquellos que ya no aportan nada y que siguen ocupando lugares que les corresponde a nuevos militantes.

Los cartuchos quemados, los mismos políticos de siempre, deben hacerse a un lado y dejar que surja un nuevo PRI, porque de lo contrario, los nuevos partidos se ocuparan de no dejarlo levantarse, ahora que se ha caído y que según muchas de las encuestas u y opiniones recogidas, ya no goza de la misma confianza que tenía antes, aunque como organización, no sea la culpable, sino de aquellos hombres y también mujeres, que no supieron o no quisieron responder a la oportunidad política que les dieron.

El PRI, debe autoanalizarse y determinar el camino que le corresponde en la actualidad, pero siempre, bajo la conducción de personajes, verdaderamente políticos, que no tengan como meta, solamente, el interés particular, tal y como ha sucedido en los más recientes años.

El PRI, necesita ser competitivo y por eso ahora esta José Antonio Meade, buscando la oportunidad de lograr la Presidencia de la República, como lo esta Pepe Yunes, en busca de la gubernatura del Estado.

Pero de que el PRI, debe tirar el lastre, eso ni dudarlo.

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