Luego de conocerse las terribles afectaciones que dejaron los sismos de septiembre del 2017, se analizó aquí la difícil situación que le había caído en las manos a los poderes federal y estatal.

La reconstrucción podría ser la salvación del deteriorado régimen actual o su tumba política; y al parecer esto último es lo más cercano a la realidad.

En Chiapas y Oaxaca, por ejemplo, los recursos federales para la obra pública no fluyen.

La inflación en los costos de construcción es terrible. La mano de obra local opta por la construcción de sus propias viviendas a salir a trabajar en las obras públicas. Las empresas locales contratadas en la obra pública pagan el jornal hasta en 400 pesos. Y por otro lado, las empresas locales deben financiar las obras pues el dinero federal ni el estatal no llega.

Pero el colmo, funcionarios federales y estatales acapararon los contratos en pocas empresas ‘amigas’, por lo que el tema en esos dos estados es un caos y la inconformidad será con total seguridad cobrada en las urnas en el próximo julio.